"Si Dios no aprobara la masturbación
habría diseñado a los hombres
con los brazos más cortos".
D. F. W.
Después de unos meses de conocerla y de haber trabajado
juntos en la traducción e ilustración de un par de cuentos para niños, ella me
lo contó directamente:
-Soy actriz porno –me dijo.
Acabábamos de beber unas cervezas y ella parecía
estar concentrada, como si buscase definir un concepto abstracto, solo
comprensible para ella.
-Me gusta pintar acuarelas, es cierto, pero soy actriz
porno –agregó.
Por un momento pensé que se trataba de una
metáfora, pero luego aclaró el asunto.
-No soy de las famosas… me falta cuerpo para
eso, pero diez días de cada mes trabajo a full grabando algunas escenas…
-Ah… -dije yo.
-Te puede parecer extraño, supongo, ya que me
conoces de otra forma, pero creo que ser actriz porno me define mucho más que poner
mi firma bajo esas acuarelas de animales, por más que también me guste eso…
-Eh… Ya… -logré articular.
-¿Qué pasa…? ¿Te pusiste nervioso?
-No… -mentí.
-Es chistoso eso –dijo entonces, cambiando el
tono-, la gente se pone nerviosa cuando uno cuenta esto… A veces incluso
piensan que luego de decirlo vamos a tener sexo a algo así. Es estúpido ¿no
crees?, es como si alguien te contara que es médico y tu pensaras que va a operarte,
o que va a tomarte unos exámenes de un momento a otro…
Yo asentí.
Luego ella se paró y volvió con otro par de
cervezas y el recorte de una revista en un idioma que no reconocí.
-Está en checo –me dijo pasándome la revista-, en
ella hablan de mí, brevemente, diciendo que me parezco a Alex Jordan…
-¿La de la foto es Alex Jordan?
-Sí –me dijo ella-. Es una imagen de ella en la
promoción de la que fue su última película, No
soy un agujero.
-¿Así se llamaba la película? –pregunto sorprendido.
-Sí… Alex trabajaba en unas especies de tragedias
porno, o porno metafísico, como se le llamó entonces… aunque era casi lo mismo
que el porno actual, solo que con breves historias de sufrimiento y
cuestionamiento personal, entre medio…
-¿Ya no hay de esas películas?
-No… -me dice ella, mientras observo que verdaderamente
se parece bastante a esa actriz-, se acabaron cuando ella se suicidó, más o
menos…
-¿Pero ella se mató por esas películas…?
-No creo. Lo que pasa es que en el porno hay más
suicidios de los que creerías, o más intentos, al menos… Savannah, Cal Jammer, Nancy Kelly, Arkadia
Lake, Loto Wigarden, Shauna Grantt…
-¡¿Otto
Wingarden…?!
-Ja, ja… no… Lotto Wigarden… era una chica oriental…
-Ah…
-A todo esto… ¿no habías escuchado antes sobre Alex
Jordan?
-No.
-Te lo pregunto porque hay algo en su suicidio que
resulta desolador…
-¿Y por qué sabes tanto de eso?
-He estudiado algo el tema… pero eso no importa… el
punto aquí es la carta que dejó tras su suicidio, aquella chica.
-¿Decía algo extraño?
-Mmm… no sé si era lo que decía, pero lo llamativo
es que le escribió su carta de suicidio a su canario…
-No entiendo la jerga… ¿el canario es como el
proxeneta…?
-Ja, ja… no, le escribió a su canario… al ave que
tenia de mascota. Es decir, le escribió lo que ella entendía que era la vida, dejó
la carta en la jaula y se suicidó…
-…
-¿Quieres otra cerveza?
-Ok. –digo yo.
Ella también saca otra y se la toma casi de un
trago.
-¿Crees que me parezco a ella?- Me pregunta
entonces.
-¿A la que le dejó la carta al pájaro?
-Sí.
-Mmm, puede ser… -contesto.
-La revista dice que nos parecemos mucho, y que
tenemos la misma mirada…
-¿Y eso te preocupa?
-No sé… pero debo admitir que vivo una vida extraña
trabajando en eso e ilustrando cuentos para niños, al mismo tiempo…
-¿Y eso quiere decir algo?
-Todo debe decir algo, supongo… o sea, todo lo que
hacemos sin saber por qué lo hacemos, al menos…
-…
-¿Crees que deba dejarlo para evitar algún
problema? –me pregunta entonces.
-No sé… debo reconocer que me es extraño y quizá
soy un poco moralista… pero supongo que es algo que tú decides…
-Ja, ja… me refería a la acuarela –explica riendo-,
ya te dije que me siento un poco más yo, trabajando
como actriz porno…
-Ah… no, dejar la acuarela no… no creo…
-¿Pero crees que tengo talento?
-¿En la acuarela?
-Sí, en las ilustraciones.
-Sí, seguro… ese no es el punto –concluyo, buscando
algo más que decir.
Así, por último, mientras ella comienza a guardar
sus cosas, yo pienso si ofrecerme o no para ayudarla en los ensayos.
Justo entonces, sin embargo, creí oír cantar a un
canario.
-Creo que tengo que irme –dije entonces.
Y me fui.
Me ha enternecido pensar en la pobre chica...y digo "pobre" porque me la imagino necesitada de afecto.
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