martes, 7 de agosto de 2012

El demonio de bata blanca, o la teoría del molde dental.




-Siempre me he hecho la idea del demonio como un ser aséptico –me dijo-. O sea, un ser con guantes de goma, un delantal blanco y quizá hasta con una mascarilla…

-¿Como un doctor? –le pregunté.

-No sé si como un doctor… más bien como un dentista, con esos pequeños implementos extraños y metálicos… invadiéndote, de cierta forma.

-…

-Una vez se lo conté a un psicólogo –continuó-, porque a todo esto yo tenía un sueño bien angustiante con este demonio… y claro… puede que hasta haya estado un poco obsesionado con esa idea de limpieza, o artificialidad…

-¿Y qué te decía el psicólogo?

-Ah… verdad… el punto es que tras algunas conversaciones llegamos a la conclusión de que esa idea de asepsia, era como lo contrario a la vida, porque claro, uno no puede vivir sin ensuciarse… y el demonio pasaba a ser entonces como alguien que era la negación de esa vida… o la ausencia… no sé cómo explicarlo bien…

-Entiendo.

-Es una idea normal, según me dijo… o sea común... ya nadie se imagina al demonio en medio del fuego, o con cachos…

-¿Y de qué trataba el sueño?

-¿Cuál sueño?

-Ese que decías que era con el demonio

-Ah, sí… es que soy un poco disperso… -se excusa-. Mira, era un sueño complejo… pasaba en la consulta de una especie de dentista…

-¿El mismo que después era el demonio?

-Sí… el demonio de bata blanca, solo que ya desde antes era una especie de demonio

-¿Y qué ocurría?

-No lo recuerdo muy bien en realidad, pero sé que en un momento yo tenía la boca llena de esa pasta que utilizan para hacer un molde de tus dientes… ¿la conoces?

-Sí, me hicieron un molde para unos frenillos, cuando chico…

-Pues bien, el punto es que pasaba mucho tiempo y yo estaba en el sueño con esa pasta, incómodo en una silla donde estaba inclinado hacia atrás y no alcanzaba a ver bien lo que el demonio hacía…

-¿Pero te sentías amenazado, o algo así?

-No, amenazado no, pero era como sentir que de cierta forma la pasta esa te llenase, como un relleno… y pudieran entonces sacar un molde entero de lo que no eres tú…

-No te entiendo…

-Es que los moldes funcionan así… como un negativo… Me refiero a que la pasta termina por revelar mis vacíos, todo lo que no es forma, lo que no soy yo…

-Pero es ese vacío que hay en tu interior…

-Claro, o como una especie de alma, si quieres… como una violación del alma… un exponerla abiertamente…

-…

-El punto es que en el mismo sueño, de pronto me veía dentro de una especie de bodega… pero una bodega inmensa… infinita casi… llena de esos moldes interiores…

-¿Los moldes de todas las personas?

-No… los moldes de ti mismo, más bien… como si te transformaras interiormente con el tiempo, o te corrompieras…

-¿Y tú estabas en esa bodega?

-Claro… o sea todo era la bodega… no existía nada fuera de esa bodega… solo que al hacerme consciente uno se llenaba de una sensación de miedo, como si eso expusiera tu interioridad, tu suciedad… y pudieras ser juzgado por aquello…

-¿Y quién te juzgaría, se supone?

-¿En el sueño?

-Claro…

-Pues no sé… no creo que el demonio de bata blanca porque ese como que no era el jefe, ni el juez… pero lo que más recuerdo, eso sí, era una sensación similar a la de ser juzgado… era como sentirse culpable de tu deterioro, o del desgaste de tu molde interior, por llamarlo de alguna forma…

-¿Y si no hubiese sido un demonio? –le pregunto entonces.

-¿Quién?

-El de la bata blanca… ¿cambiaría en algo el sueño si en vez de demonio hubiese sido un ángel o algo así?

-Mmm… no creo –me contesta finalmente-, ni aunque hubiese sido Dios…

Y claro, luego seguimos hablando, pero de asuntos de los que no es posible extraer (y por eso los omito), significado alguno.

1 comentario:

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales