domingo, 19 de agosto de 2012

En medio de una frase.



-Podrías haber esperado para apagar la luz –dijo ella- estaba justo en medio de una frase.

-¿En medio de una frase? –preguntó él.

-Sí, en medio de una frase… del libro que estaba leyendo… ¿puedes decirme qué es lo que tanto te molesta?

-Me molesta que ya es hora de dormir, y que te dé lo mismo si la luz me incomoda o no, cuando te pones a leer en la cama…

-¿Y no podías al menos decirlo o esperar a que terminara la frase…?

-Vamos… ya lo hemos hablado un montón de veces y esta es la solución que me dejas… ahora mismo consideré prudente esperar media hora, pero a ti no te importa…

-Estás exagerando… es solo la luz de una lámpara… a ti lo que te molesta es otra cosa.

-No es así, siempre has sabido que esa lámpara tiene una luz demasiado intensa, ya lo habíamos hablado…

-De acuerdo. No voy a discutir ahora… pero al menos voy a prender la lámpara un par de segundos y voy a llegar hasta un punto aparte…

-No lo vas a hacer.

-¿Qué?

-Que no lo vas a hacer.

-Estás loco –dijo ella, alzando un poco la voz-. Son solo unos segundos.

-No quiero que lo hagas… si esa luz se prende créeme que voy a romper esa lámpara y de paso ese libro…

-Pues es un libro de la biblioteca y hay que devolverlo…

-¡Me importa una mierda que sea de la biblioteca…! –interrumpió él-. ¿No te das cuenta que vamos a terminar peleando por algo absurdo?

-Yo no estoy peleando.

-No, pero estás insistiendo en algo estúpido… ¿qué importancia puede tener terminar o no una frase…?

-Caro que tiene importancia…

-No. No la tiene. Igual como tampoco tiene sentido terminar o no esta discusión.

-Con un libro es distinto –dijo ella luego de una pausa-. Es como si alguien te estuviese hablando y tienes al menos que dejar que haga una pausa para decirle que continúas mañana.

-¿De verdad crees que el libro ese te habla a ti…?

-Pues en cierta forma sí.

-El libro lo escribe un hueón que lo vende y tú lo compras… el autor no está hablando contigo ni preocupado por despedirse antes de dormir…

-Pero al menos lo escribió pensando en una especie de conversación…

-Pero no contigo… el autor no te conoce y simplemente vende el libro… tú le importas una mierda.

-No seas agresivo… además yo sé que no es así… lo que pasa es que tú no crees nunca en nadie… Tendrían que regalarte el libro quizá, para creyeras un poco…

-¿Te refieres a que el libro fuera gratis?

-Claro. Si el autor escribiera y no cobrase, quizá creerías…

-Pues tendría que ser más que eso, para ser sincero… Tendría que escribir gratis y no por ocio, para empezar… no en sus tiempos libres, me refiero… Tendría que trabajar todas las horas que yo trabajo y dedicarse a escribir luego de eso, todas las noches… cientos o miles de noches seguidas, sin interrupción… hablándole a los otros… sin esperar nada… recién entonces podría creer que vale la pena que te despidas… y que te estima en algo…

-Eres un exagerado… y además te alejas del tema… yo simplemente te pido respeto por mis gustos, y que no me dejes así, en medio de una frase…

-¿Y cómo sabes que estás en medio de una frase?

-¿Qué…?

-¿Cómo puedes estar segura de estar en medio de una frase? –dijo él, sentándose en la cama-. Tal vez ese es justamente el final… hay gente que se muere en medio de una frase…

-Estás hablando estupideces… y ahora la que no quiero conversar soy yo… así que mejor te duermes, si es lo que querías…

-No es una estupidez… ¿acaso es mentira que hay gente que se muere en medio de una frase? –agregó él, orgulloso de sus palabras-. Si hasta el mundo entero puede acabarse en medio de una frase…

-Bueno… si quieres tener razón te la doy…

-No se trata de eso… ¿acaso no te interesa hablar en serio conmigo y sí con esos libros…?

-Mejor cállate –dijo ella-. Voy a dormir.

-¿Y vas a dejarme en medio de una frase…?

-Tú mismo lo dijiste -señaló ella, finalmente-. Todo puede acabarse en medio de una frase.

Él dijo entonces unas cuantas cosas más, hasta que se aburrió y volvió a acostarse.

Por último, minutos después, ellos se durmieron.

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