viernes, 3 de agosto de 2012

Un solo misterio el de las personas y el de los objetos.



Cuando terminó su sexto mes de embarazo ella comenzó a hacer figuras con plastilina. Poco importaba la forma o el modelo, simplemente se ponía a modelar formas que nunca superaron los 5 centímetros. Yo le compré una de un cocodrilo que me gustó porque tenía cara de intelectual, o lo imaginé al menos. Lo extraño era, sin embargo, que junto al cocodrilo había también otra serie de figuras que no lograba saber qué representaban.

-Esa es un embrión de jirafa –me dijo, mientras miraba una.

Y claro, yo pensé que bromeaba, hasta que su seriedad fue convenciéndome lentamente.

-También tengo otras –agregó-. Ese de allá es un cálculo renal… y esa otra es un tumor benigno…

-Ah… -decía yo, preguntándome aún si hablaban en serio.

Fue entonces que, tras la aclaración de algunas otras, yo pensé haber descubierto una extraña relación entre la mayoría de sus figuras y un hecho en específico.

-¿Te has dado cuenta…? –le pregunté-. Casi todas tus figuras parecen representar el interior de algunos seres…

Ella me miró desconfiada.

-Es decir –expliqué-, dejando de lado a los animales o seres vivos, todo lo que estás vendiendo puede encontrarse al interior de uno de ellos.

-Mmm… -dijo ella, únicamente.

Rato después, sin embargo, agregó:

-También hago objetos, pero no los vendo.

Así, comenzó a contarme entonces sobre una serie de formas que tenía en casa.

-He hecho al menos treinta piedras –señaló-, botellas vacías, cajas… no sé… son extrañas esas formas…

-¿Las haces de distinta forma?

-No –contestó-, el secreto para hacerlas es el mismo… un solo misterio el de las personas y el de los objetos…

-¿Y por qué no vendes esos? -le pregunté.

-No sé… yo creo que los siento muy íntimos y de alguna manera trato de no exponerme…

-¿Íntimos?

-Sí –contestó-, interiores… puede parecer absurdo, pero sinceramente me ocurre así…

-¿Pero unas figuras de piedras, o hasta de cajas…? ¿Qué tiene eso de íntimo?

-No lo comprenderías –dijo ella-, pero son íntimas, de eso no hay duda…

-¿Y las relacionas con tu bebé? –pregunté entonces, intentando comprender los hechos.

-Mi bebé soy yo, todavía –me respondió, algo molesta-, creo que no comprendes la situación…

Así, por último, quién sabe si por congraciarme, terminé comprando el embrión de jirafa, y halagando todas sus creaciones.

-No sé –me dijo finalmente, tras escucharme-. Creo que la confusión sobre lo que es realmente interior, nos termina afectando a todos, aunque sin duda, carece de lógica…

Yo asentí, sin entender.

-Acuérdate –concluyó-: un solo misterio el de las personas y el de los objetos.

Luego se marchó.

2 comentarios:

  1. El bebé, hasta que no lo expulse, es ella misma, lo lleva dentro como un objeto absolutamente vivo.
    La percepción del interior tambien abarca al exterior para ser una visión, más o menos, real.
    Besito saladito.

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  2. Me quedo imaginándome la cara de ese cocodrilo intelectual!
    Un abrazo

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