“De vez en cuando, uno debe dejar de lado
las cosas de vida o muerte,
y dedicarse a algo más importante”
-No es tan importante… -me dijo-. Todos vamos a
morir, todos sufrimos por amor, todos tenernos sueños que no cumplimos…
-Pero…
-No digas nada –continuó-. Todos se defienden.
Lanzan encima sus dolores, sus pérdidas, sus torturas y su vidas mínimas. Tú no
digas nada. Tú observa y aprende lo importante.
-¿Lo importante?
-Sí. Lo importante. Llores cuanto llores, sufras
cuanto sufras… lo cierto es que mañana tendrás la fuerza suficiente para
levantarte; y hasta puedo asegurarte que parte de ti… aunque sea una pequeñísima
parte de ti… va a querer hacerlo.
-¿Eso es lo importante?
-No… no seas hueón… eso es lo que pasará
simplemente… Lo importante tiene que ver con lo que está ahí, no con lo que
sucede o deja de suceder… o con la comprensión de eso, más bien.
-¿Lo importante es comprender aquello que permanece
en vez de fijarse en aquello que…?
-¡No seas estúpido! –me interrumpió-. Comprender es
comprender todo, uno no comprende fijándose en unas cosas y en otras no… uno
comprende o no comprende, nada más. No tiene que ver con fórmulas o frases
estúpidas… esto no es un curso de autoayuda… de hecho no quiero ayudarte…
-…
-Yo no soy de esos que dicen que riegues los
arbolitos, o que contemples la naturaleza, o algo así. No soy de los que pregonan
que hay una luz al interior de las personas, o que busques la bondad oculta… de
hecho, eso también lo meto en el saco de lo insignificante…
-¿Y entonces?
-¡Y entonces una mierda…! ¿Qué quieres que te diga?
¿Que tienes que escribir, que tienes que dejar todo… y dejar de ser cobarde?
Eso tú ya lo sabes.
-No es cobardía. Para mí es más fácil hacer eso…
-Pues eso es justamente no entender el tipo de
cobardía del que te estoy hablando… de hecho, hablar de eso ya es una pérdida
de tiempo… lo importante es otra cosa, Vian, dejémoslo en eso…
-Espera… quiero entender: ¿vienes y dices que lo
que creo que es importante no lo es y que es otra cosa, que por lo demás no
nombras, y luego te vas y esperas que yo te crea?
-Es una forma hueona de decirlo, pero sí.
-¿Y yo debiese creerlo?
-Estoy seguro que vas a creerlo.
-¿Por qué?
-Porque no crees en ti, Vian… porque solo crees
cuando los otros creen en ti, y eso se está volviendo cada vez más difícil…
-…
-No te lo digo con rabia, en todo caso –agregó finalmente-,
pero lo único cierto es que te vas a morir sin una certeza.
-Pues tú mismo dijiste que vivir y morir no era lo
importante.
-No lo es. Pero vivir sin certezas y hasta morir
sin ellas, puede llegar a serlo…
-…
-¿No sientes acaso que te falta una certeza,
pequeñita quizá, pero certeza al fin, para mantenerte firme?
-…
-Búscala, Vian. No digas nada más si no quieres,
pero búscala.
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