¿Les han tejido algo alguna vez?
Les pregunto porque a mí nunca y además porque
suelo fingir que no me importa.
Es decir, no importa mucho, es cierto, pero como
muestra de afecto no hubiese estado de más, algunas veces.
Y claro, sé que el tiempo de todos es escaso y que
quizá me gusta el frío, pero habría sido lindo alguna vez recibir una bufanda, un
gorro, o un mitón por último, tejido por alguien que te quiere.
Es un deseo algo cursi, lo admito, y sobre todo
egoísta e innecesario, pero es lo que pensaba hoy mientras un conocido lucía un
chaleco algo disparejo, sin duda tejido a mano.
-Me lo regaló la Romi –me contó luego-. Ahora tengo
que usarlo. Siempre teje y después me hace el regalo y yo tengo que usarlo.
Esta vez no quedó tan mal, por lo menos…
-No, no quedó tan mal –le digo, algo celoso.
-¿Sabes? A veces pienso que no sé para quién teje –continúa-,
yo creo que lo hace un poco sin pensar, como esas cosas que comenzamos a hacer
por una razón, pero de pronto te sorprendes haciéndolas sin saber para qué, sin
sentido alguno…
-Mmm… -digo yo.
-Una vez se lo dije –agrega-, la miré y le dije que
mejor dejase de tejer porque era como inventarse que hacía algo por mí cuando
en realidad lo hacía por ella misma…
-¿De verdad le dijiste eso?
-Sí… y de verdad todavía lo pienso… no creo en ese
altruismo de las acciones que supuestamente van hacia los demás, pero que
suelen traducirse siempre en pequeñas ganancias.
-¿Y qué ganó la Romi? –le pregunto entonces.
-¿Cómo?
-¿Cuál fue la ganancia de la Romi al tejerte esos
regalos?
-Puta, no sé bien… supongo que matar el tiempo –me dice-.
Inventarse algo que hacer, sentirse útil… demostrarse a ella misma que es una
buena pareja, tal vez…
-Qué egoísta –le comento y él asiente, pero sin fijarse
en la ironía.
Entonces, diciéndole que quiero ver algo en
detalle, lo convenzo para que se saque el chaleco y me deje verlo.
-¿De verdad quieres revisarlo…? –me pregunta.
-Sí… es que parece que tiene una unión mala…
Así, de improviso, me encuentro con el chaleco en
mis manos, mientras él se aleja unos pasos para comprar cigarrillos.
…
Y claro, supongo que luego de eso me buscó y hasta
debe haberle parecido una gran anécdota esa del conocido que le robó un chaleco…
Pero bueno, si tiene suerte, apenas cuente la historia comenzarán a tejerle
otro…
Yo, en cambio, todavía con el chaleco puesto, les
aseguro que me queda mejor que a él y que parece hasta hecho a mi medida.
-Quizá la Romi pensaba en mí mientras tejía ese
chaleco –me digo, finalmente.
Sin embargo, interiormente, sé que no es la Romi,
sino otra, la que sin tejer, piensa en mí.
Es lindo sentirse querido...
ResponderEliminar=)
El año pasado descubrí mi amor por el tejido... bueno tal vez siempre lo había sabido pero mi ex era como la pareja de Romi que se cuestionaba qué ganaba uno con tejer bleeeech :S
ResponderEliminarEn fin, el año pasado decidí tejerle una bufanda a mis mejores amigas. Unas quedaron más bonitas que otras pero la verdad me encantó obsequiárselas para Navidad.
Lo curioso es que pensé que no se las pondrían pero las siguen usando en los días de frío.
Tiene razón el comentario anterior que dice que es lindo sentirse querido pero también es lindo darse a querer :)
Me encantó! Yo quiero aprender a tejer. Me hiciste recordar este texto: los beneficios del tejido extraidos de este blog: www.santaclaridad.blogspot.com
ResponderEliminar1) Desarrolla la creatividad.
2) Mitiga la ansiedad ya que promueve la meditación y el momento de reflexión.
3) genera objetivos.
4) Aporta una red social.
5) Los tiempos del tejido ayudan a ordenarse.
6) Desarrolla o fortalece la motricidad fina.
7) Aumenta la sensación de productividad y utilidad.
8) Previene y sana emociones negativas.
9) Es ua actividad positiva.
10) Estimula la necesidad de aprender permanentemente ya que aumenta la curiosidad.
11) El tejido se puede realizar en todo momento y en todo lugar.
Por otra parte, dicen por ahí, algún teórico de la literatura que escribir es como tejer, que el texto se asemeja a un tejido y bla bla bla... tal vez nunca te tehieron una bufanda pero quizás alguien te ecsribió un poema. ¿Y quién no ha robado un poema alguna vez para decirle algo a un otro?
Besos!