lunes, 15 de julio de 2024

Una cabra dentro de otra cabra.


Una cabra dentro de otra cabra, me dijo. Ya sabes, allá arriba, en el monte. Seguro que alguna vez la has visto. O las has visto, más bien. Aunque es cierto, si no sabes, probablemente no te llame la atención. Es decir, yo me fijo porque les sé el secreto. Fundamentalmente es por eso, pero también porque siempre me han llamado la atención. Las cabras, me refiero, me han llamado la atención. En general. Desde pequeña que me gustan. Y claro, fue por eso que terminé descubriendo el secreto de esta cabra en particular. Esta cabra que a primera vista parece cualquier cabra, pero que en realidad es especial pues tiene a otra cabra adentro. Y no es que sea secreto. Yo la descubrí de mirarla, nada más. No es que las cabras lo oculten, me refiero, solo hay que mirarlas bien. Por ejemplo, cuando saltan es más fácil darse cuenta. Saltan juntitas, digo yo, la de dentro y la de afuera. Coordinan bien en todo caso, pero igual se nota que son dos. Como que saltan por razones distintas, creo yo. O eso es lo que siento, al menos. Quiero decir que saltan en la misma dirección, pero por razones distintas. O una por una razón y la otra por un objetivo, podría decirse. Sí, eso debe ser… Causa y Finalidad, les llamaría yo a esas cabras... ¿Es bien nombre, no cree? Usted las tiene que haber visto, aunque debe haber pensado que era una. Allá en el monte, digo yo. A todos les pasa.

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