martes, 30 de julio de 2024

Turnia.


I.

El hombre me hablaba de forma entrecortada, con un tono extraño, como si intentase venderme algo.

La situación resultaba incómoda.

O al menos para mí.

Entonces, él apuntó en dirección a una chica que estaba a cierta distancia.

-Ahora es turnia -me dijo-, es cierto. Pero lo importante es que antes no era así. Lo que pasa es que nació con un ojo que veía el pasado y otro el futuro. Luego intentó ver el presente y ya adivinarás qué pasó… Parece insólito, sin duda, pero ella misma puede corroborarlo, ¿quieres que te la presente?

Entonces, justo antes de poder negarme, el hombre la llamó.


II.

La chica llegó hasta donde estábamos y se paró frente a mí.

Miró más o menos en mi dirección, con expresión seria.

Noté que efectivamente era turnia.

Debía de tener unos quince años, calculé.

Se produjo entonces un silencio incómodo hasta que ella habló.

-Treinta dólares por el pasado -me dijo-, veinte por el futuro y si quiere ambos le regalo extra el presente.

-Si no tiene dinero puede pagar con tarjeta -se adelantó a decir el hombre, sacando una máquina electrónica, para facilitar el pago.

Iba a decir que no, pero acepté.

Pagué con tarjeta, sin cuotas.


III.

Tras taparse el ojo derecho la chica se refirió al pasado.

Dijo tres cosas breves, bastante específicas.

Todas ellas ciertas.

De una, incluso, hasta yo mismo me había olvidado.

Luego, sin hacer pausas, destapó su ojo derecho y se tapó el otro, para referirse al futuro.

No fueron cosas tajantes, las que dijo, y me pareció que una, al menos, no sonaba tan mal.

-¿Va a querer el presente, también? -me preguntó entonces, con ambos ojos destapados.

-Bueno -le dije.

Se detuvo entonces, frente a mí, por un largo rato.

-No es su culpa -dijo finalmente, con un tono tajante-. Lo que sueñas no sueña contigo. Eso es todo.

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