jueves, 25 de julio de 2024

Llegar al fondo de las cosas.


I.

Quédense tranquilos.

No apuren.

No desesperen.

Tiempo tenemos para llegar al fondo de las cosas.

Incluso tenemos rutas, probablemente.

No digo senderos perfectos, ni caminos bien terminados, pero sin duda rutas probables.

Esbozos de mapas, marcas para no perderse, esas cosas… ya saben.

Ternemos lo necesario para cuando nos decidamos a ir.

En ese sentido, al menos, pueden quedarse tranquilos.

O sea, no tranquilos, pero menos ansiosos, sin duda.

Y es que luego ya nadie les cree cuando alborotan tanto.

Me refiero a que, si realmente quieren ir, no existe mayor problema.

O si existe, el problema es siempre otro.

Yo los espero, si quieren, y vamos juntos.

Después de todo el fondo de las cosas no va a irse a ningún sitio.

Siempre estará ahí.


II.

Tenemos tiempo, les decía.

Pero claro, el tiempo es relativo.

Con esto no quiero asustarlos, sin embargo, sino decir simplemente que antes siempre teníamos más.

El asunto aquí es enfocar bien nuestra mirada e identificar el verdadero problema.

Lo que produce el retraso, me refiero.

Lo que nos demora.

Y es que lo que nos hace quedarnos en la superficie es, sin duda, otra cosa.

Una cosa que usted puede ver, ciertamente, si mira en la dirección correcta.

O si se anima a buscar, de una vez, en lo que podríamos llamar “su propio fondo”.

Y claro, en esas rutas yo no puedo acompañarlos.

Ni siquiera puedo decirles que siempre, ese fondo, estará ahí.

O sea, podría, pero prefiero no hacerlo.

Ya saben que no les miento.

Quédense tranquilos, con eso, al menos.

No desesperen.

El mundo todavía, no va a acabar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales