viernes, 26 de julio de 2024

Que la sangre no nos pertenezca.


Le dijeron que se tranquilizara, que no había sufrido un ataque, sino que todo se debía a una respuesta vasovagal, que se le habría producido al ver su propia sangre.

-Puede sonar tonto -me dijo-, pero cuando me lo dijeron me sentí culpable… O sea, me estaba sangrando la nariz simplemente, cuando ocurrió, y nunca me había pasado nada antes al ver la sangre de otros…

-¿Y por qué eso te daría culpa? -pregunté.

-Pues por eso -me dijo-, porque me pasó al ver la mía, pero no con la de otros, es como darme demasiada importancia, ¿no crees?

Lo pensé un poco, pero no contesté.

-Igual el médico me explicaba -siguió contando-, que es relativamente común que ocurra así… que el cuerpo lo que hace es hacerte perder el conocimiento, como para que salgas de ti. Una forma de protección, digamos, para que la sangre no nos pertenezca…

-¿Que la sangre no nos pertenezca?

-Sí, o sea, es una forma de decir…

-Pues parece el título de algo -le dije.

Él asintió.

Yo me quedé pensando.

-Entonces… -dije, para corroborar-, ¿te obligas a salir de ti para que parezca que la sangre le pertenece a otro?

-Pues algo así me dijo el médico, aunque no recuerdo muy bien…

Luego de esto seguimos hablando un rato más, pero nada de lo que dijimos vale la pena repetirlo.

Además, pienso ahora, no quedaría bien bajo este título.

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