miércoles, 17 de julio de 2024

Si no hay monstruos no hay héroes.


No te compliques.

Si quieres te lo resumo:

Si no hay monstruos no hay héroes.

Es una ecuación sencilla.

Se da en la literatura, por supuesto, pero también en la vida.

No nos gusta admitirlo, pero es cierto.

No que no haya héroes, aclaro.

Eso, más o menos, lo aceptamos.

Pero con el caso de los monstruos es distinto.

Y es que nos gusta admitir su existencia casi con orgullo.

Y mientras más monstruos, por supuesto, más orgullo.

Ahora bien ¿por qué ocurre lo anterior?

Mi teoría es que al hacerlo nos mostramos como seres que, hasta cierto punto, enfrentan a esos monstruos.

Esto último, claro está, sin llegar a convertirnos en héroes.

Puedo equivocarme, es cierto, pero esa es mi impresión.

Nos agrada la idea de los monstruos.

Nos agrada su existencia, como un hecho cotidiano, que se quiere destacar.

Víctimas de esos monstruos, nos decimos entonces.

Con lamentos y quejas, lo decimos.

Uno de cada cuatro, incluso, pega un grito.

Así y todo, en el fondo sabemos que no es cierto.

No lo admitiremos, pero es algo que sabemos:

No hay monstruos.

Ocurre, simplemente, que exageramos.

Probablemente para darle un valor extra al sobrevivir.

O para que las cosas grises y tibias con que suele llenarse el día, tengan un colorido mínimo.

De todas formas, lo admito, estas son solo conjeturas.

Posibles verdades girando en torno a una ecuación sencilla.

Pero claro, ¡vaya uno a saber…!

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