martes, 14 de marzo de 2023

Zapatos bajo mi cama.


I.

Olvido que existen los zapatos bajo mi cama.

A veces pienso que ya no tengo y compro urgentemente otro par.

Una vez, incluso, recuerdo haberme quedado (aparentemente) sin zapatos, por lo que no pude salir de casa, durante un par de días.

Por supuesto, tenía varios pares bajo mi cama, pero entonces no se me ocurrió buscar.



II.

Cuando digo zapatos, aclaro, digo también zapatillas.

Es decir, generalizo, para no tener que entrar en detalles.

Y es que, para detallar, debiese mirar nuevamente bajo mi cama y observar detenidamente aquellos zapatos que he olvidado.

No miraré, por supuesto, pues tampoco estoy dispuesto a recuperar otras cosas ya olvidadas.

Después de todo, si llegaron bajo la cama ha debido ser por algo.

No digo que tengan la culpa, pero lo cierto es que nadie es olvidado porque sí.

Ningún olvidado es víctima, me refiero.

O no más que otros, al menos.



III.

Estoy seguro que si hablasen, los zapatos que hay bajo mi cama confesarían que también me han olvidado.

Lo dejamos olvidado sobre la cama, dirían, y ya no sabe qué hacer.

Algunos incluso -los más viejos-, ni siquiera recordarían el mundo que había fuera, antes de refugiarse ahí.

Y yo, al escucharlos, tendría que reconocer que de cierta forma, aquello sería cierto.

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