lunes, 13 de marzo de 2023

Paños húmedos.


Paños húmedos.

Aplique paños húmedos si hay fiebre.

Y si no la hay, por precaución, aplíquelos igualmente.

Por lo mismo, tenga siempre a mano paños húmedos.

Con agua helada si es posible.

O tenga paños secos si quiere, y agua helada.

Y realice la mezcla en el momento.

Ya verá que no es difícil y que bien vale el esfuerzo.

Incluso para usted, aunque se sienta bien, guarde siempre un paño húmedo.

Para emergencias, digamos, pues nunca se sabe.

No espere a la fiebre, le digo, más bien adelántese.

Tampoco espere síntomas ni leves malestares.

Aplique así, de pronto y son pensarlo, el paño húmedo.

Sobre la frente, si es posible, aunque lo cierto es que valen también otras zonas.

Ponga el paño húmedo sobre usted y sobre los otros.

Imagine entonces que es un velo o una mortaja de agua.

Respire hondo.

Finja alivio, aunque no lo sienta en lo absoluto.

Poco después, si han perdido el frío, retire los paños con cuidado.

Tómelos delicadamente, como tibios recién nacidos.

Y sumérjalos luego al agua, hundiendo sus cuerpos hasta que vuelvan a estar helados.

Luego repita el procedimiento varias veces.

Justo las ocasiones necesarias, en realidad, para que ni usted ni los otros, sucumba.

Paños húmedos, simplemente, como ven.

Aplíquelos haya o no haya fiebre.

Ya verá como todo mejora.

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