jueves, 2 de marzo de 2023

El club


Abrieron un nuevo club.

Aún no descubro su nombre.

Parece que es secreto.

Lo suficiente al menos, para que no se hable a fondo de él.

Lo supe en principio porque dejan pistas.

Porque, aunque secretos, quieren crecer.

Por eso, digamos… y porque me invitaron al club, en definitiva.

Ocurrió hace un par de días.

Ambiguamente, me invitaron.

De hecho, no me di cuenta en un principio.

Luego, apenas reconocí la invitación, dije que no.

Lo malo es que me negué también de forma ambigua.

Por lo que ellos, según parece, ahora piensan que formo parte de ese club.

No puedo asegurarlo, por supuesto, pero hay varios indicios para creer que es así.

Por ejemplo, algunos miembros, cuando pasan, hacen gestos extraños a modo de saludo.

Son apenas perceptibles, es cierto, pero son.

Si lo desean puedo nombrar algunos de esos gestos:

Muecas extrañas, manos inquietas, sonrisas sin motivo y hasta cambios en la forma de caminar, mientras me observan.

Hoy me ocurrió varias veces.

En un momento incluso, me acerqué a uno de ellos a decirle que se confundía y que yo no formaba parte de su club.

¿Qué club?, me preguntó, fingiendo que no sabía nada del asunto.

El club secreto, le dije, del que creen que formo parte.

Sonrió sin contestarme.

Me miraba como si creyera que estaba comprobando su lealtad.

Sin duda es un gran actor, me dije.

Lo sujeté del brazo cuando intentó irse.

Él parecía indignado.

Actuaba como si realmente no supiese de qué le hablaba.

Probablemente, en el club los entrenaban para reaccionar de esta forma, pensé.

Para acortar la historia diré que terminamos a los golpes, finalmente.

Fingidos, claro, pero dañaban de igual forma que los reales.

Otros miembros del club nos observaban, pero no se metieron en la riña.

Probablemente seguían instrucciones del club, al no hacerlo.

Mientras peleaba, pensaba que tal vez ese era justamente el rito de iniciación y, sin saberlo, con ello estaba entrando oficialmente al club.

Fue así que, cansado de ya de los golpes y de intentar aclarar las cosas, decidí que era mejor dejar de luchar y aceptar definitivamente la invitación.

Lancé igualmente un par de golpes más y me quedé en el suelo tras recibir el último, para terminar de buena forma con la representación.

Desde entonces, han pasado algunas horas y estoy esperando que me contacten.

Sé que lo harán, de un momento a otro.

Así lo espero.

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