miércoles, 15 de febrero de 2023

Lo que le contó una amiga.


Ella tenía una amiga que le contó que, cuando apenas era una recién nacida, la había secuestrado un mono. Era hija de una fotógrafa que estaba trabajando para una revista, en África y había dado a luz en un hospital que colindaba con unos grandes árboles desde los cuales descendió un mono, se metió por la ventana y se la llevó sin que nadie pudiese evitarlo. Según la historia, la madre de la amiga y varias enfermeras comenzaron a suplicarle al mono para que la devolviese, pero el animal se limitaba a observarlas, con el bebé en brazos, parado en la rama más alta que pudo encontrar.

Finalmente, tras varios minutos, el mono había descendido del árbol y tras oler a la recién nacida la depositó con cuidado en el césped y volvió a alejarse entre los árboles.

-¿Entonces solo la secuestró el mono unos minutos? -pregunté.

-Sí, solo unos minutos -dijo ella.

-¿Y supongo que ella solo repite la historia pues no creo que recuerde nada si era una recién nacida?

Ella asintió, observándome con recelo.

-No entiendo por qué preguntas de esa forma -dijo entonces ella.

-No sé -le dije-. Disculpa si te molesta, tal vez es solo mi manera de ver las cosas…

-Pues no es esa la forma correcta de verlas -me interrumpió, molesta-. Las cosas ocurren así, simplemente. Una acción junto a otra pues si no las cosas se descarrilan. El mundo no es arte, sabes. La vida no es arte… Y el espacio entre las acciones y las cosas hacen que todo se desarme, que se pierda el sentido…

-No has entendido el punto -dije yo, excusándome.

-Lo he entendido perfectamente -dijo ella.

Nos quedamos en silencio.

La situación era incómoda.

Entonces decidí pensármelo un poco. Por si acaso tenía razón.

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