miércoles, 22 de febrero de 2023

Llegó a la cumbre, pero perdió dos dedos.


Llegó a la cumbre, pero perdió dos dedos. Él estaba conforme. Le pareció un buen canje. Además, no era difícil encontrar prótesis de calidad hoy en día. El precio había bajado bastante en las últimas décadas. Si le hubiese ocurrido veinte años atrás habría sido una tragedia. No solo por el dinero y calidad de las prótesis sino porque en ese tiempo tenía todavía muchos planes. Muchas cumbres que pretendía escalar. Entonces, la pérdida de dos dedos podría haber supuesto un fin anticipado a sus nuevos proyectos. Ahora, en cambio, lo más probable es que aquella hubiese sido de igual forma su última cumbre alta. Con pérdida de dedos o no, me refiero. Así lo había decidido incluso antes de subir. Luego de esa cumbre solo existían proyectos que iban en descenso. Cumbres menos peligrosas que se irían haciendo cada vez más bajas. Así lo había planeado, desde antes. No escalar a medias una montaña alta, como le habían recomendado, sino ir logrando cumbres igualmente, pero de montes más bajos y menos escarpados. Había estudiado varias y ya tenía una lista de las siguientes cuatro. Había incluso conseguido mapas y estableció posibles rutas. Si no ocurría nada raro y se cumplían sus fechas y pronósticos podría incluso hacer otras tres más -luego de esas cuatro-, antes de retirarse. Luego ya era difícil proyectar. Resultaba ingenuo, incluso, de su parte. De todas formas, él aseguraba que estaba conforme. Que todo había ido bien hasta el momento y que sus proyectos nunca fueron formas de huida, como algunos acusaban. Yo también perdí, les diría, cuando volviesen a plantearle aquello. Perdí incluso dos dedos, les diría. Y nadie podría poner en duda, ahora, aquel argumento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales