martes, 13 de julio de 2021

Un nuevo tipo de acercamiento.

“Un nuevo tipo de acercamiento,
más etéreo, menos conclusivo,
sin esqueleto ni funciones,
levemente puro
y de desarrollo escaso”
O. W.


Podría clasificarse como un libro de detectives, pero se desarrollaba de manera singular. Ya en el primer párrafo te indicaban quien era el asesino. Directamente, me refiero, no por indicios ni indirectas. De ahí en más el misterio consistía en averiguar el quién era la víctima y reconocer el móvil, que no se dejaba ver a simple vista.

De hecho, debo reconocer que en mi caso, aunque lo leí con detenimiento, no logré descubrir -tanto en primera como en última instancia-, quién realmente había sido asesinado. Anoté pistas, datos, recordé secuencias, pero mientras más analizaba el contenido, más me alejaba de conclusiones claras. Incluso, por un momento pensé que todos estaban muertos menos el asesino, o que el asesino se había dado muerte a sí mismo… pero deseché también estas opciones.

Era un libro, pensé entonces, que adopta la estructura de novela de detectives, pero que solo ofrece un victimario, careciendo de víctimas.

Se tratada de una conclusión no muy lógica, lo admito, pero no había espacio para algo más. Además, pensar que el asesino inventó el crimen o que se quiere plantear que el propio lector sea la víctima, me resultaba también algo obtuso.

Además, ¿qué podía concluirse, en este sentido, sobre el victimario?

Le di vueltas al asunto hasta que me decidí por lo siguiente:

Un criminal que debemos dejar en libertad, tras la lectura, por falta de pruebas. Un asesino liberado, en definitiva, de su culpa. Pero que no acepta la gracia.

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