viernes, 9 de julio de 2021

Chinos que caminan hacia atrás.


Por años pensé que lo había soñado, pero hace unas horas comprobé que era cierto.

Existe un documental sobre chinos que caminan hacia atrás.

Por años tuve imágenes dispersas que pensé pertenecían a un sueño, pero di con el documental casualmente, durante la tarde y todo ha vuelto a un lugar más cercano a lo racional.

El documental, por cierto, no habla solo de chinos que caminan hacia atrás, sino que aborda en general el tema de la longevidad china, dedicándole una buena porción de tiempo a mostrar la costumbre de los habitantes de algunas aldeas, que caminan -al menos un poco cada día-, justamente hacia atrás.

Más allá de la posibilidad que estos hombres piensen que retroceden el tiempo al retroceder sus pasos, lo que se sugiere en el documental es el gran número de beneficios que alcanzarían estas personas al caminar en dirección contraria, ya que esto -si bien no reduce concretamente sus años-, ayuda al menos a ejercitar el cerebro y a mantenerlos lúcidos hasta edades avanzadas, evitando así algunas enfermedades relacionadas con la senilidad y retrasando el inevitable deterioro al que se enfrenta cada día todo ser humano.

Ahora bien, ¿cambia en algo mi situación luego de comprobar que ciertas imágenes que creía ficticias reflejaban directamente un aspecto de la realidad?

Me atrevería a decir que sí, aunque solo levemente.

Tan levemente, que ni siquiera intentaré explicarlo.

Así, mientras recuerdo la imagen de una pareja de ancianos que cruza un puente en sentido inverso, pienso también en el desgaste y deterioro inevitable que se filtró sin darme cuenta en un párrafo anterior, cambiando -también levemente-, la trayectoria que dirigía mis palabras.

Tan levemente, eso sí, que ni siquiera intentaré explicarlo.

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