domingo, 4 de julio de 2021

A lo mejor la guerra, no sé...


A lo mejor la guerra, no sé… O un meteorito. O tal vez una especie de explosión cósmica. Al menos eso suena razonable. O sea, a mí me suena razonable. No sé a ustedes. Aunque claro, en una de esas me equivoco y el fin llega por sí solo. Sin anuncios me refiero. Porque sí, simplemente. Porque era el tiempo, digamos, y tenía que llegar. Y entonces se apaga todo de una vez, como si alguien presionase un gran interruptor. Sin darnos cuenta siquiera. Sin sufrimientos ni temores de por medio. Un clic, me imagino… Un único clic. Pero no sé nada, en realidad…

De todas formas, no es que piense demasiado en eso. Apenas le doy unas vueltas de vez en cuando. Casi siempre como un presentimiento. O como una sensación, tal vez. Eso y poco más.

Una vez, de hecho, pensé que había llegado y luego vi que no. O creí que no, pienso ahora, mientras escribo estas líneas. A lo mejor sí llegó y todo esto es algo así como el eco de otra cosa más real que finalizó hace un tiempo. Las manchas de luz que quedan luego que la gran luz se apaga.

Sea como sea, todo es frágil de cierta forma. Y engañarnos con aquello es tan absurdo como esconder bajo una manta, la verdad.

La luz se junta en las fisuras.

Y no hay fisuras, en la oscuridad.

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