lunes, 5 de julio de 2021

La técnica ACME.


Yo al menos me lo imagino así. Mientras sufro o me duelo por algo, al menos. ¿Quieres saber qué hago? Pues es simple: imagino que todo es marca ACME. Como los implementos y productos que usaba el Coyote para atrapar al Correcaminos. O para intentar atraparlo, más bien. No es que duela menos de esa forma, pero al menos sabes que aquello no te mata. Que ocurra lo que ocurra volverás a abrir los ojos. Que volverás a pararte, aunque no quieras. Soledades marca ACME. Ataúdes marca ACME. Pérdida de fe marca ACME. Absolutamente todo, hoy por hoy, me lo imagino con ese sello. A veces lo escribo, incluso, en el borde de las cosas. O lo escondo en los pliegues. Y mientras duele lo leo. Mientras pienso que viene lo peor, lo leo.

No es en todo caso que aquello te haga más fuerte. No prometo tanto. Y es que obviamente es mentira esa frase que repiten por ahí diciendo que aquello te fortalece. Lo cierto es que hay desgaste. No te mata ni te fortalece, pero te desgasta. Te obliga a perder algo. A seguir, pero tras haber perdido algo. Es normal, en todo caso. No me quejo. Así son las cosas y no conozco mejores alternativas. O si las conocía las olvidé. O las he dejado a un lado. Llámenme tibio, si quieren, pero sé que no es el caso. Si es ACME no te mata, podría resumir. Y todo es ACME.

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