sábado, 3 de julio de 2021

De cero.


Es extraño no poder partir de cero con un nuevo computador.

Me refiero a tener que vincular perfiles y cuentas que en el fondo llevan mis enlaces frecuentes y sitios favoritos hasta otro dispositivo que envejece de inmediato y me amarra de cierta forma al yo que usaba un computador previo.

Ya me había pasado una experiencia similar cuando demoré semanas decidiendo sobre si recuperar o no los contactos y datos asociados a un número de teléfono antiguo hasta que decidí finalmente que no, que los contactos realmente necesarios volverían tarde o temprano y descubrí entonces que transmitía buenas sensaciones esa precaria ilusión de partir de cero, nuevamente, aunque fuese a partir de la renovación un dispositivo tecnológico, y no de un cambio más profundo.

Por otro lado, no es que necesariamente uno quiera a cada rato partir de cero -o tener la ilusión más bien, poder hacerlo-, pero al menos poder usar el nuevo computador de forma invisible, sin la obligación de tener que nombrarme y comenzar de esta forma a acumular archivos, escritos y descargas nuevamente, pero ahora sobre una nueva base.

No faltará, por supuesto, quien me hable de posibilidades “tecnológicas” para hacer esto: creación de nuevos perfiles, navegar como invitado, entre otras. Pero lo cierto es que la sensación de “comenzar desde cero” no puede hacerse a costo cero. Es decir, para comenzar nuevamente (reitero que sé que es una ilusión, pero me permito la licencia), hay que perder algo previamente. Dejar atrás algo, me refiero. Un perfil, archivos y enlaces, aunque sea.

Ahora bien, ¿no es contradictorio que con este blog hace más de diez años piense de esta forma?

Por supuesto que no, aclaro.

Y es que acá -para bien o para mal-, digamos que soy otro, todo el tiempo.

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