lunes, 21 de junio de 2021

Sueño absurdo (opus 188)


Soñé que era Claudio Arrau y estaba frente a un piano.

Ante mí, estaba una partitura, con alguna obra de Liszt.

Creo que eran unas piezas breves, de los estudios trascendentales.

Pensé, por supuesto, que se trataba de un buen sueño.

Ya me disponía a comenzar a tocar cuando me di cuenta que no era del todo Claudio Arrau, en el sueño.

Me refiero a que, si bien era Claudio Arrau, y sus manos eran mis manos, no tenía en modo alguno el talento de Arrau, y dentro del cuerpo del pianista, yo seguía siendo el mismo.

Me di cuenta después de varios intentos en los que intenté dejarme llevar, simplemente, pero todo resultó en un profundo fracaso.

Y el fracaso se aposaba en mí, luego de cada intento.

Con esa sensación me desperté, por cierto, poco después.

Mientras me levantaba observaba mis manos y comprobaba que eran efectivamente las mías.

No eran tan distintas, sin embargo, a las de Arrau.

Y al menos, estas no parecían frustradas por el desperdicio de un talento.

Puede resultar mediocre confesarlo, pero eso me alegró.

No tengo mayor deuda con mis manos, me dije.

Después, seguí con mi vida habitual, sin mayores sobresaltos.

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