miércoles, 2 de junio de 2021

En la terraza.


En la terraza. Aunque no sé si acá le dicen así. En la azotea, me refiero. En las piscinitas esas que les dio un tiempo por poner sobre los edificios. Ahí fue que ocurrió. Cuando ya no la ocupaba nadie y estaba ahí junto a envases y restos que nadie recogió. Sin agua, por supuesto. En la piscina vacía, sucia. Abandonada. Arriba del edificio. Ahí encontraron al tipo ese. Encerrado. Quién sabe desde cuándo. Creo que el conserje no había subido hacía dos o tres semanas. Bueno, nadie había subido pues pensaban repararla y habían cerrado la única puerta de acceso, para evitar accidentes. Hubo revuelo, recuerdo, porque el tipo no era de acá. Se pensó en un ladrón que hubiese quedado ahí, atrapado, pero con el tiempo se supo que revisaron cámaras y no se encontró nada. Fue extraño. Como si el tipo hubiese aparecido ahí por arte de magia. Para peor el tipo no podía hablar. Cuando lo sacaron estaba inconsciente, supongo que por el hambre, no sé. Subieron bomberos y lo bajaron en camilla, por las escaleras, pues en el ascensor no cabía. A todos nos preguntaron y nos mostraron fotos, para saber si le conocíamos. Por lo que supe nadie señaló haberlo visto antes. Incluso hicimos una reunión para hablar del tema. Ahí supimos que el hombre no tenía documentos y que lo ingresaron a un hospital, donde se recuperó luego de unos días. Al parecer se fue del lugar sin que aclarasen quién era. En la terraza quitaron la piscina, con los años, y pusieron un quincho y llenaron de pasto sintético. Desde entonces no ocurre nada extraño en ese lugar. Bueno, salvo una vez que se encerraron unos niños allá arriba, y los padres tuvieron que romper la puerta para sacarlos, pero nada más. Ya ves. Cosas así, solamente. Sin importancia.

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