No contesta lo que se pregunta.

Reviso Pruebas.

Exámenes de chicos sobre un tema que no viene al caso.

De vez en cuando algunas respuestas ameritan observaciones.

De entre ellas, debo repetir en ocasiones la siguiente:

No contesta lo que se pregunta.

En ocasiones le agrego alguna explicación, pero lo cierto es que a veces basta con aquello.

Y es que los estudiantes que responden de esa forma generalmente son conscientes que desconocen algún contenido.

De hecho, reconocen sin problemas que han intentado improvisar una respuesta que, tal como decía en un inicio, no viene al caso.

Esta vez, sin embargo, de entre varias inquietudes y solicitud de aclaraciones de algunos estudiantes, encuentro una que me descoloca un poco.

Así, justo al lado de mi observación: “No contesta lo que se pregunta” aparece una frase que intento descifrar unos instantes.

“¿Y cómo puedo saber lo que se pregunta?” es lo que aparece escrito.

Pensaba responderle de inmediato, pero lo cierto es que su mensaje me intriga.

Luego, me he dedicado a escribir posibles respuestas a aquello.

A medida que las escribía, sin embargo, me daba cuenta de lo difícil que era responderle sin recurrir a explicar la naturaleza de los signos.

Lamentablemente, al leer mi respuesta, me daba cuenta que mis propias palabras tampoco respondían a su inquietud.

Entonces, pensé en consultarle de regreso cómo debía yo comprender su pregunta, y decirle que aplicara ese mismo principio a las que yo había realizado.

Aún no me decido qué hacer, sin embargo, y como tengo doscientas veinte pruebas más que corregir y cada una con seis preguntas de desarrollo, paso a hacerme cuestionamientos que, en este caso, prefiero no tengan respuestas claras, o que requieran de mí, algo más que una simple observación.