domingo, 25 de octubre de 2020

Dejé la luz encendida.



Dejé la luz encendida, pero la luz se apagó de pronto. Trabajaba todavía cuando de pronto ocurrió. Pensé que era un corte de luz, pero finalmente solo se apagó la luz que estaba sobre mi cama, donde estaba sentado, trabajando. Lo supe porque me levanté y comprobé las otras, por supuesto. Todo estaba en orden salvo la luz que estaba sobre mi cama. Me inquieté por un momento, pero la luz de la pantalla del computador ayudaba así que avancé un poco más. Me costaba pues de vez en cuando miraba otros documentos y eran difíciles de ver. Por otro lado, como el lugar estaba más oscuro, el cansancio también estaba más presente que en otras ocasiones. La posibilidad de cambiar la ampolleta por otra, extrañamente, no era una opción. Chocaba con mis principios digamos, aunque ahora sería largo de explicar. Tras darle vueltas al asunto y como el trabajo no rendía y era muy tarde y además estaba el cansancio, decidí simplemente dejar a un lado el computador y levantarme un poco antes para retomar el trabajo. Extrañamente dormí mejor que otras veces y cuando desperté, casi al mismo tiempo en que afuera salía el sol, la ampolleta volvió a encenderse, como si acá dentro, también amaneciera.

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