Por alguna razón, supongo, alguien escucha un concierto para órgano, de Bach, a las tres de la madrugada.
Ya me vencía el cansancio cuando lo comencé a oír sonar, y pensé que era parte de mi sueño.
Pero yo no sueño con Bach.
Me gusta, puedo escucharlo por mi cuenta y hasta admiro la composición de sus fugas, supuestamente, menos logradas.
Pero yo no sueño con Bach.
Mis sueños se componen, digamos, de elementos muy distintos a alguno de sus conciertos.
Por lo mismo, me sobresalté al escucharlo a las tres de la madrugada, sonando a gran volumen, en algún lugar cercano.
Volví a sentarme en mi cama.
Puse atención e identifiqué el concierto.
Me acerqué a la ventana para tratar de descubrir desde qué dirección venía.
No podía distinguir bien, pero todas las casas estaban a oscuras, sin señal de movimiento.
El concierto de Bach, sin embargo, venía desde una de aquellas casas a oscuras.
No concluí algo exacto, pero lo reduje al menos a tres posibilidades.
Seguía intentando reconocer desde qué casa venía cuando caí en cuenta que había dejado de escuchar a Bach.
Me refiero a que seguía sonando, pero tan concentrado estaba en otras cosas que había dejado de percibirlo.
Ya comenzaba, de hecho, su etapa final.
Volví a la cama, dejé abierta la ventana y me dispuse a disfrutar de esos últimos minutos.
Cerré los ojos.
Justo al terminar, en algún lugar cercano, sonó un disparo.
El final me sorprendió!
ResponderEliminar