“Mucho me temo que no me gusta nada que,
después de todo, esta no sea una historia
feliz”.
David Foster Wallace.
I.
-¿Por qué hablas así? –le pregunté.
-Así cómo quieres decir, de qué forma entiendes que
hablo yo –me dijo.
-No sé bien cómo decirlo –intenté explicar-, pero
es un poco extraño…
Entonces ella hizo una pausa y levantó los hombros,
aparentemente incapaz de dar cuenta de su propia naturaleza.
-Así soy yo –agregó sonriendo-, y creo que pienso
que está bien, o que al menos no es problema… ¿lo es para ti?
-¿Qué cosa?
-El problema… te pregunto si piensas que tú crees
que tu impresión de cómo hablo es problema para ti…
-Eh… no, no sé… no creo… -contesté algo confundido.
-Yo creo que tú quizás debas preguntártelo… -continuó-.
Y es que es lo que todos piensan que hay que hacer, cuando pasa esto…
-¿Cuándo pasa qué?
-Esto –dijo ella, pero sin señalar nada en
específico.
Y claro, yo dejé de insistir.
II.
-¿Tú no sientes que a veces podrías pensar que eres
tú el que habla extraño? –me preguntó ella, luego de un rato.
-¿Pensar que yo hable extraño?
-Sí, considerar que quizá sea correcto suponer que
hablas raro, o incompleto.
-¿Tú crees que deba considerarlo…? –le pregunté.
-Claro… -contestó-, o al menos debieras considerar
poder considerarlo…
-¡Espera! -la interrumpí-. ¿Acaso no encuentras
extraño decir que yo debiese “considerar poder considerarlo”?
Y claro, ella entonces pareció pensarlo por un momento, pero
finalmente siguió en silencio y hasta cerró los ojos, como si durmiera.
III.
-¿Duermes? –le pregunté luego, pero ella no
contestó.
Y claro, esperé unos minutos y repetí la pregunta,
pero tampoco hubo novedad.
Entonces, para reflexionar sobre lo sucedido, cerré yo mismo los ojos, y pensé en la forma en que se expresaba
aquella muchacha.
Así, tras unos segundos de oscuridad, volví a abrirlos,
y ya no vi rastros de aquella chica.
-Quizá… -me dije entonces-, quizá ella haya tenido
razón sobre mi forma de hablar…
Es decir… -escribí por último, en un papel-, ella
mencionó aquello de la incompletitud… y quizá hasta intuyó las razones a las
que aquello podía deberse…
Así, finalmente, siento que resultó ser cierto
aquello de “considerar poder considerar”… y desde ahí, reconocer algunas cosas
básicas, como la distancia que tenemos con nosotros mismos…
Y es que en mi caso, por ejemplo, quizá debiese
considerar ir planteándome algunas cosas que a veces van quedando un par de
peldaños más abajo, de lo que son mis palabras.
Y claro… tengo miedo de decirlo de otra forma… eso
también es lo que ocurre.
Puede parecer sencillo, es cierto... pero tengo miedo.
lo más sencillo a veces es lo complicado, lo más fácil a veces es ser complicado.
ResponderEliminarBesito.
Problema típico de incomunicación aguda!
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