“Estoy segura de que soy mala,
pensaba Juana”
C. L.
Leo un libro extraño sobre un ex sacerdote rumano
que habla sobre la supuesta naturaleza
del mal, a partir de experiencias recogidas durante más de diez años
sirviendo como párroco en una pequeña comunidad de su país natal.
Así, este ex sacerdote habla en un capítulo sobre
distintas confesiones que recibió de parte de los aldeanos, donde estos se
acusaban de una serie de actos que variaban desde el disfrutar cuando cortaban
el cuello a sus gallinas, a pellizcar secretamente al abuelo paralítico que vivía
con ellos en casa.
Sin embargo, más allá de profundizar en el asunto
de mal –tarea titánica que excede a mis situación semi sobria actual-, me queda
en la memoria la situación de una mujer que se acusaba de hacer daño “en la
piel de Dios”, y pedía para sí misma, el más fuerte y ejemplar castigo.
Ahora bien, aclaro que la forma que tenía aquella
mujer de dañar a Dios –o dañar su piel, precisamente-, era, según sus palabras,
reflejada en acciones aparentemente sencillas y cotidianas, tales como:
-Arañar los árboles.
-Negarse a mirar el cielo.
-Arrastrar los pies al caminar.
Y sí, sé que suena extraño, y puede que hasta en el
apuro nos parezca aquella mujer en extremo inocente, pero… ¿se imaginan ustedes
qué le dijo el sacerdote luego de la confesión? ¿Le habrá podido también, como
condición a las visitas, el realizar alguna penitencia…?
Pues bien, para no extenderme, les contaré que la
penitencia en aquel entonces fue dada en relación a profundizar el daño. Es
decir:
-Arañar los árboles, hasta romperse los dedos.
-Negarse a mira el cielo y vendarse los ojos, en la
rutina diaria.
-Arrastrar los pies descalzos, hasta hacerse daño.
¿Suena terrible…?
Pues a mí me parece que no.
Y es que después de todo, hasta a culpa que
sentimos puede desaparecer si comprobamos que aquello que queremos dañar, no
resulta afectado en lo más mínimo con nuestros desaires y agresiones…
Y bueno… mejor voy a seguir leyendo un poco más.
Buenas noches.
Especialistas son los curas en aplicar el sadismo a cubierto en los confesionarios.
ResponderEliminarNo pecó la mujer, pues dicen que dios es el que es, etéreo, sin rostro, no es árbol ni tierra...¿o lo es todo?