“De esta manera existían los dioses: como si.”.
Margaret Atwood.
I.
Para que no se perdiera fruta mi madre solía hacer
mermeladas. Las picaba en trozos y las metía en una olla, añadiendo luego el azúcar
y, según recuerdo, dejando por horas aquello al fuego, revolviendo de vez en
cuando.
Ahora bien, para ser sincero, no recuerdo haber
participado nunca de este proceso –principalmente porque me desagrada el aroma
del azúcar cuando se calienta…-, pero sí me acuerdo perfectamente de haber
participado en un incidente que ocurrió a partir de unos frascos para guardar
la mermelada.
Y es que aquellos frascos -que mi madre solía
guardar en un cajón-, ofrecieron dura resistencia para ser abiertos luego que
la mermelada estuvo hecha… y mi madre solicitó ayuda.
Así, fue que me vi de pronto intentando girar la
tapa de esos frascos con toda la fuerza que tenía en aquel entonces, pero sin
lograr avance alguno.
Mi madre, por su parte, probó con una serie de
técnicas caseras, pero lo cierto es que nada daba resultado, y los frascos
comenzaron a juntarse, sobre el mesón.
Asimismo, y por si fuera poco, resultaba que a mí
nunca me gustó la mermelada, por lo que la visión de esos frascos de vidrio eternamente
cerrados y apoyados en hilera venía a significar algo así como un símbolo,
mientras la mermelada estaba en la olla, donde simplemente había hervido para nadie.
Esa es la primera parte de la historia.
II.
La segunda parte de esta “historia” quizá podría
considerarse también como simbólica, aunque para mí constituye un recuerdo
concreto y está lejos de tener siquiera un primer significado claro.
Y es que ocurrió que estando también en la cocina –algo
especial debe haber tenido aquel lugar-, yo estaba mirando cómo se calentaba
una tostada al interior de una tostadora… aunque claro, decir que la miraba
quizá es un poco exagerado, ya que solo veía el aparato metálico, mientras que
la tostada quedaba completamente en su interior.
Lo extraño de aquello fue, sin embargo, que de un
momento a otro comenzó a salir fuego de la tostadora, por lo que me acerqué a
ella y descubrí que era la tostada la que estaba en llamas.
Con todo, recuerdo que no me pareció algo extraño
en ese momento, y que me quedé observando hasta que el pan se consumía por las
llamas…
Y claro, poco después que terminó de quemarse,
recién comencé a cuestionarme sobre si el pan era o no inflamable, e intenté
realizar el experimento una gran cantidad de veces, sin éxito alguno.
Así, ante los hechos, no me quedó más que aceptar
que esas acciones absurdas –el pan inflamable en este caso y los frascos
imposibles de abrir en el segundo-, no eran sino manifestaciones de la
existencia de algo, que no encontraba
nada mejor que manifestarse como si
no se estuviesen manifestando, realmente.
III.
Puede sonarles a una exageración, o a un final
propicio para esta entrada, pero lo cierto es que los frascos de vidrio que no
pudieron abrirse, pasaron a quedar de adorno sobre el mesón, durante años, sin
que ningún visitante pudiese tampoco abrirlos, tras haberlo intentado.
Pues bien, años después de aquello, un día en que
en medio de la noche estaba cuestionándome la existencia de ese algo que
mencionaba antes, sucedió que logré abrir los frascos sin el menor esfuerzo.
Es decir, tomé agua, me senté en la mesa y sin
pensar en lo que hacía, abrí aquellos frascos sin aplicar mucha energía en
aquella acción, como si fuese un acto natural, y cotidiano…
A la mañana siguiente, sin embargo, cuando
encontraron los frascos abiertos, estos fueron sacados del mesón y utilizados desde entonces como objetos comunes y corrientes, olvidando esos años en que habían
sido, quizá, la manifestación –como si no fuera manifestación-, de algo que sin
duda rozaba lo excepcional…
Así que bueno, solo me queda decirles que ojalá a
ustedes –y a sus seres queridos-, no les ocurra lo mismo que a esos frascos.
Tiempo al tiempo, hay cosas que se niegan a abrirse, otras se queman, lamentablemente no me gustan ni las tostadas ni la mermelada, pero siempre me regalan frascos de confituras que tengo en la nevera hasta que se abran solos o se quemen.
ResponderEliminarBesito.