sábado, 2 de abril de 2011

¡Oh Séneca...!

.
" ¿Quién podrías mencionarme
que valore el tiempo en alguna cosa,
que supiese cuánto vale un día...
que entendiera que cada día
el hombre muere un poco? "
Séneca
.
Cuando chico
siempre quise escribir un poema a Séneca,
pero como en ese tiempo
hacía poemas con rimas
(y Séneca no rimaba con nada)
la idea se fue postergando
y debilitando,
hasta que perdí el interés.

Y claro,
podrían decirme
-a priori-
que eso no tiene nada
de novedoso
y alegar porque quizá nuevamente
estoy aquí hablando de algo
que no tiene trascendencia alguna:
y que el nombrar a Séneca
es simplemente el artificio a través del cual
puedo llamarlos ignorantes
y justificar mi falta de talento
con el nombre de un tipo grandioso
o una cita
que el 98% de los mortales
desconoce.

¿Pero saben…?
para ser sincero
suelo hacer arcadas cuando me encuentro
con alguno de esos mortales
pertenecientes al 2%
que se llena la boca de citas
como si hicieran gárgaras
con mierda…
así que la verdad de este asunto
debe ir por otra dirección.

Séneca
por ejemplo
sería sin duda más concreto
y específico,
y encontraría de forma precisa
aquello que debe ser dicho
y nadie pondría en duda
las curvas que siguen sus palabras
pues no deja de verse la meta
en cada de una de ellas.

Yo, en cambio,
(yo Vian)
lleno de metas poco definidas,
confío sin embargo en que
aquella cita
que sirve de epígrafe a esta entrada
puede conducirme a una meta-sorpresa
concreta y útil,
aunque yo no tenga realmente
una intención consciente
de dirigirme a ningún sitio…
e intentaré
comprobarlo.

Veamos:
hoy estaba sentado frente al Teatro Municipal
¡todo un snob!
revisando pruebas y hojeando
las epístolas morales a Lucilio,
cuando me encuentro con aquellas frases
en que Séneca explica
que es un error creer
que la muerte nos espera
en el futuro
-y temerle a eso-,
mientras no nos damos cuenta que cada día,
y hasta cada hora que pasa
estamos también muriendo un poco
sin darle la importancia necesaria,
y dejando pasar el tiempo
de la misma forma
como yo dejaba pasar a las mujeres hermosas
que caminaban frente a mí
mientras yo hacía lo que les acabo de decir
esta tarde sentado
frente al Teatro Municipal…
¡todo un snob…!

Pero el punto no es ese…
o digamos mejor que el punto no es…
¡y hasta que el punto no existe!
que eso de inventarnos un centro
desde el cual articular el lenguaje
es una falacia…
y que hay que hablar libre
y dejar que las cosas se abracen
o reboten entre sí
como ocurre generalmente
en nuestra vida.

Le agrego entonces
a las palabras de Séneca,
la niña que se sentó con su padre
mientras yo revisaba pruebas
y que contó que ahora odiaba a una tal Antonieta
porque ésta se había sacado una foto con un delfín…
aunque claro,
igual seguiría siendo su amiga.

También estuvo la señora simpática
que andaba con bastones
y que leía a la Austen
o la pareja de brasileños que me hablaron un momento
porque vieron que tenía también
entre las pruebas
un libro de la Lispector…

O cuando pillé una tienda de ropa usada
y había una polera
toda desgastada
con la frase apenas legible
que decía “vamos a derrotar la pobreza”
como un sueño devuelto, casi,
igualito a las tiras de algas
que aparecen en algunas playas,
devueltas también,
quién sabe por quién.

O podría agregar por último
-aunque esa ya sería otra historia-,
los libros que me compré negándome a pensar
que el dinero que estaba gastando
estaba destinado a pagar algunas cuentas…
o hablarles sobre el espectáculo de danza
que vi en el Municipal…
pero siento, en verdad,
que pierdo un poco el tiempo
y que se los hago perder a ustedes…

¡Ya sé!
mejor como estoy muriendo un poco
al terminar este día…
y como ya está dicho eso
respecto al valor que le damos…
hago un último intento por hacer ese poema
con rima
que quise hacer hace como mil años
y que dejé de lado porque no sabía ninguna palabra
que rimara con Séneca…

¡pero parece que ya les conté
esa hueá…!


Anexo: El poema a Séneca.

¡Oh Séneca!
¡el mejor de los Sénecas!
Ven y dinos cómo y por qué
y date una vuelta por Santiago;
no le temas a ser vago
ni tampoco a la vejez.

¡Oh Séneca!
Ordenemos la biblióteca
demos a todo un sentido:
no importa si es confuso
o si queda algo inconcluso
lo importante es hacer ruido.

¡Oh Séneca!
atiende mis réplicas
y no te encierres en tu torre
mira que es de maricón
echarle la culpa a Nerón
cuando nadie te socorre.

¡Oh Séneca!
¡Baila en las discótecas!
Embriágate con cuática
Y fúma hasta la chépica…

¡Oh Séneca!
¡El mejor de los Sénecas!
Muero y nazco
Y no da asco…

¡Y Etcétera!

1 comentario:

  1. Vian quise comentar la otra entrada y no pude.
    1. Decime cuando querás si mis entradas son una mierda o que mejor no escriba o así. A mi no me molesta que me critiquen y si bien hay entradas que son como de muchisima intimidad mía di la gente puede no querer leerlas o puede que genere reacciones... yo que sé...
    2. Me parece que hubieras aprovechado el chance con la francesa...Aunque vos tenías claro el lugar que te estaba por dar... Di bueno, por dicha todavía no hay tanta hambre y el corazoncillo reacciona...
    Un abrazo

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