viernes, 17 de septiembre de 2010

Morir como Marlowe.

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-Puta –dije- voy a morir como Marlowe.
Y entonces me acordé de mi hijo y hasta pensé que con mi muerte podría tener la excusa para convertirse -él al menos-, en el superhéroe que siempre hemos querido ser.
Y es que la situación, por más terrible que fuese, no dejaba de darme risa, y de encontrarla absurda, ahí en medio de ese bar frente a ese tipo de casi dos metros, borracho, tartamudo y con un cuchillo como de 15 centímetros en la mano…
-Mmm, te-te, te-te, te comis… te te te comis, te comiste a mi polola… ¿te comiste a mi polola, hueón?
-¿Qué?
Por absurdo que parezca juro que le hice esa pregunta y la situación comenzó a darme risa y supongo que con la risa me veía canchero, y hasta todos ahí deben haber creído que sí, que me había metido con la polola del tipo ese…
-Yy yyyy… ya-te… ya te-te… ya te dije la hueá, hueón o
Y era cierto, ya me la había dicho y en el bar todos se habían callado y nos miraban y supongo que si hacían apuesta yo pagaba 20 a 1.
-Na que ver –le intenté explicar-, ni sé quien es tu polola…
-L, l-l, la la, la-la, la Lorena, po hueón…
Y como el “hueón” le salía de corrido a mí me volvía a dar risa la situación, y de vuelta a parecer canchero y leseando al tipo, por más que intentaba evitarlo…
-Pero si yo no la conozco, -acá iba a decir hueón, pero al final me abstuve, como los DC cuando votan-, y aunque la conociera… o sea no es por ella… pero aunque quisiera yo creo que no me sale, si de Febrero que no le doy ni un beso a una mina…
-S-sss, s-s-s… sa-sa… sale hueón o…
-De verdad, compadre… de febrero…
-Y, yo-yo, yoyo.. yo-no… yo no soy tu compadre hueón o…
-Pero es que es por la intimidad –juro que decía esto y me salía la risa- te estoy contando que no pasa na desde febrero… que pienso como hueón en mi ex, y que…
-Y la, y la la…?
-¿la qué?
-Y la Lorena hueón o… -me dijo de nuevo y se acercó con el cuchillo y quedó a pocos centímetros.
Fue entonces cuando dije lo de morir como Marlowe.
-mm, qué-que… que-qué… ¿qué dijis… -¿qué disjistttt… ¿qué dijiste del Marlowe…?
Como no terminó la frase esperé a que lo hiciera.
-… hueón o…
Ahora sí entendí que era mi turno.
-Marlowe era un escritor de teatro, inglés…
-N-n, n-n,n… no me, no-me… nomegus… no me gustan los ingleses, hueón…
-Pero es que ese no era tan inglés –le inventé- tenía sangre irlandesa… y esos son buenos pal copete, son otra cosa…
-A-a… a-h… ahhh –dijo el gigante y hasta bajó un poco el cuchillo.
-Eso… y el Marlowe ese murió joven, en una pelea dicen… en un bar…
Entonces el tipo volvió a alzar el cuchillo y la gente, que ya empezaba a aburrirse y estaba haciendo zapping volvió a nuestra frecuencia.
-T-tete…te-te…tetela… te la vay a dar… ¿te la vay a dar de profe, hueón o?
Y entonces capté que esa era mi oportunidad y le conté mi drama. Le dije que era profe y que era verdad lo de mi ex, y lo de febrero, y hasta le conté que el aguinaldo se lo terminé dando a un club de cuicos por hacerme el choro el otro día…
-E-e… e-en… e-enton… entonces tú… entonce us… entonces usted –aquí terminó de bajar el cuchillo- ¿Entonces usted no se comió a la Lorena?
-No po… ya le dije… de verdad no la conozco…
-Y, y es… y-y- ¿y es profe?
Yo asentí.
-A… a… a-a mí… a-a mí me dan… a mí me dan pena los profes –dijo al final y se guardó el cuchillo.
A la hora después estábamos tomando los tres –el gigante tartamudo, la Lorena y yo- y todo auspiciado por mi cuasi-asesino.
Mientras tomábamos eso sí, el tipo apenas hablaba, y la famosa Lorena fue la que terminó contándome otras cosas que aquí no vienen al caso.
No sé cuanto rato más pasó y entonces me fijé que el tipo ya se dormía y la Lorena me miraba raro y hasta me puso la mano sobre la pierna y empezó a subirla…
Me excusé conmigo mismo diciéndome que me había caído bien el tipo y preferí despertarlo.
-Oye, me tengo que ir –le dije al final-. Gracias por todo.
Lorena me seguía mirando raro y hasta intentó despedirse con besuqueo, pero yo seguí estoico y traté de actuar a lo Alain Delon –claro que un poco más doblado por el trago y sin la pinta, por supuesto-.
-Cu-cu… cucu-cuan… cu-cu, cuando… cuando tengay tiempo –se esforzaba el tipo- cu-cu cuan…
-¿Cuando tenga tiempo que? –lo apuré (no sé por qué los tartamudos tiene que decir siempre la frase completa).
-Cu-cu-cuan… cuando tengay tiempo… cuando tengay tiempo –el gigante repitió orgulloso esta frase un par de veces-, cuando tengay tiempo… o un tiem… tiempo… tiempito… Cuando tengay un tiempito… vente a conversar conmigo –me dijo.
Entonces me vino un ataque de risa, uno de esos que no me daba desde cabro chico… y hasta el tipo ese y la Lorena se pusieron a reír… aunque el tipo paró de pronto y volvió a meter la mano donde guardaba el cuchillo…
Ahora sí morí, pensaba yo, y hasta me enrabiaba porque me faltaba un amigo como a Kafka para que publicase mis escritos… pero el tipo al final sacó un papel doblado, junto a un puñado de billetes y un lápiz.
-Anota tu nombre acá –me dijo entonces, extrañamente y de corrido- quiero saber qué hizo de su vida el tipo que se la perdoné hoy…
Entonces me pasó el papel y el lápiz y la Lorena esa agarró los billetes.
Yo escribí VIAN, con letras grandes y derechas, y me fui del lugar, lo más derecho que pude.
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