viernes, 3 de septiembre de 2010

Cosas que acarrea la sinceridad (I)

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-¿Señor Vian?... Buenos días, lo llamábamos porque usted es un cliente distinguido de nuestra tarjeta bancaria…
-…
-¿Sabe usted que es un cliente distinguido, señor Vian?
-Eh… sí… gracias.
-Por eso mismo lo llamaba. Porque tiene usted la suerte de contar hoy con una tasa preferencial y un nuevo tipo de préstamo, donde usted mismo fija el valor a pagar cada mes, entre 4 y 60 cuotas, ¿qué le parece?
-…
-Le voy a dar un ejemplo señor Vian… mire: el máximo que usted puede pedir hoy día son 7 millones de pesos, pero hagamos esto con cifras simples… un millón, señor Vian, con lo que pagaría el total de su deuda, y hasta le quedarían $200000… ¿qué le parece…?
-Es que sabe…
-Pero espere, esto podría pagarse en 5 cuotas de… a ver... $242.000.
-…
-Pero atento señor Vian, eso es con la tasa media, es decir 4,2% de interés, pero yo llamo para ofrecerle algo que sin duda le dará placer… ja, suena rara la palabra… ¿cree que la tasa que le voy a ofrecer puede darle placer?
-Mmm… no, en verdad no creo…
-Es que no la ha escuchado, usted podría sacar ese millón en… las mismas cinco cuotas, pero de $212.000 cada una, ¿qué le parece? ¿le acomoda la cuota, señor Vian?... recuerde que vienen las fiestas patrias… tiquitiquití… ja, disculpe, no soy muy convencional parece…
-Mire la verdad, no creo que necesite eso ahora…
-¿Por qué señor Vian? Le quedará dinero y saldrá de su deuda vieja…
-…
-Y hombre nuevo, deudas nuevas, señor Vian… y mejores deudas…
-Es que sabe… voy a recibir un dinero por estos días, y espero pagar con eso…
-¿Verdad, señor Vian?... ¿Pero alcanza a disfrutar septiembre o lo recibe después…?
-Eh… mire, en verdad no voy a recibir dinero, pero…
-¿Cómo? ¿No recibirá dinero?
-No, o sea no, es que si digo que no después debo dar razones, y…
-¿Me mintió señor Vian?
-…
-Bueno… pero supongo que no quiere el préstamo entonces…
-No, disculpe en todo caso, pero me cuesta decir que no, sabe…
-Sí, me di cuenta, por eso insistía, pensé que iba a resultar, o algo… ¿qué edad tiene señor, Vian?
-Mmm… 30, ¿por qué?
-¿Y cree aún que las mujeres espirituales son mejores?
-¿Perdón? No la entiendo…
-Que si usted es de esos que cree en el espíritu de las mujeres y se enamora de eso…
-No sé, en verdad, creo que no… ya no, al menos…
-Déjeme contarle algo señor Vian, ¿tiene lápiz a mano?
-Sí… o sea no, no quiero mentir, pero puedo memorizar…
-Memorice esto: no existen mujeres espirituales, la gente es toda común, como la mugre… todo lo demás es falsedad, señor Vian… Todo… ¿se entiende?
-Eh… más o menos…
-Debe ser por qué no me cree todavía… pero tengo razón señor Vian… ¿qué me diría usted si le digo que soy hermosa, tremendamente atractiva y que me interesaría conocerlo… o sea reunirme con usted? Dando a entender algo sexual, por ejemplo…
-Mmm, no lo sé, en verdad…
-Parece que sabe pocas cosas, señor Vian… sobre todo para ser… profesor dice acá… ¿es profesor, señor Vian?
-Sí, de literatura… bueno, de lenguaje en verdad…
-Pues piense en esto ahora… supongamos que le hago la misma oferta, esa de juntarnos y doy a entender algo relacionado con una intención sexual…
-…
-Pero imagine que en verdad no soy atractiva… que peso 95 kilos y que mi carne es fofa como un cojín gigante, sólo que no es cómoda, a diferencia del cojín… piense incluso que no tengo piernas, ni brazos, y que tecleo los números telefónicos con las orejas, o con la nariz… ¿qué le parecería entonces?
-¿Qué cosa?
-La invitación, señor Vian, lo que le decía recién…
-No sé en verdad…
-¿Pero no es un no sé, digamos, con más asco, más repulsivo, quizá…?
-Mmm no sé… sinceramente no sentí una mala sensación…
-Ja, no le creo señor Vian…
-…
-¿Está ahí todavía?
-Sí…
-¿Y por qué no corta y me dice que tiene algo que hacer… ir a trabajar… o cualquier otra cosa?
-Intento ser sincero… disculpe…
-¿Y por qué pide disculpas, señor Vian? ¿Por la sinceridad?
-Sí, un poco quizá…
-Y dígame, aprovechando su sinceridad, ¿cree usted que vivo la vida de forma equivocada?
-No lo sé…
-¿Pero qué cree…? Sinceramente, señor Vian…
-Que sí, creo que sí…
-¿Y sabe cómo debiera vivirse entonces?
-No. En verdad no…
-¿Serviría si me voy de acá en este momento… es decir, si renuncio a este trabajo, que además es lo único que tengo, para que usted creyera que mi vida comienza a vivirse de forma correcta?
-…
-¿Y bien?
-Sí… puede ser estúpido y malo que lo haga, pero pienso que sí… que con eso bastaría…
-Porque la otra opción es que siga la ruta del manual que acá se da y que le pregunta si quiere que vuelva a llamarlo…
-¿Cómo?
-Lo del banco… que lo que dice acá que debo decirle es si quiere que vuelva a llamarlo…
-¿Por un préstamo?
-Eso dice acá… y que anote el mes, o la semana…
-No, creo que no, no pronto, por lo menos…
-¿Le puedo hacer una última pregunta, señor Vian?
-Sí…
-¿Es usted atractivo?
-…
-Que si es usted atractivo, señor Vian, ¿Lo es?
-Eh, no, no creo… de lejos a lo mejor, o según el momento…
-¿Pero lo es o no, a fin de cuentas?
-No, creo que no…
-Ok. Yo sí… pero no importa… ¿Sabe? Quizá haga eso de lo que hablábamos…
-¿Qué cosa?
-Lo de renunciar ahora, o a partir del lunes en verdad, pero entregar la carta ahora, para que me paguen también el fin de semana…
-Igual piénselo bien, a lo mejor…
-No, si no lo haría por usted, señor Vian, pero quizá es ese el problema… o sea no el problema, pero la primera solución… o una de las primeras…
-…
-¿Está ahí, señor Vian?
-Sí.
-Pues le regalo lo siguiente: lo voy a hacer. No sé si le sirve, pero lo voy a hacer… ¿cree que le sirve eso de algún modo?
-Sí, es tonto e irresponsable de mi parte, pero creo que sí…
-Gracias. Y es sin devolución, así que no se preocupe… ni cuotas… ¿se rió, señor Vian?
-Sí, un poco… me dio cierta alegría…
-Yo también estoy alegre… y le agradezco su sinceridad, señor Vian… en verdad…
-Gracias… yo también…
-Y sepa que sigue siendo distinguido… y no se lo tome a mal, ni me diga que no… Le mando un fuerte abrazo, señor Vian…
-Yo también. Un abrazo y que todo le salga bien…
-Gracias…
-…
-¿No va a colgar señor Vian?
-No sé, esperaba que usted lo hiciera…
-¿De verdad esperaba eso?
-No sé… quizá esperaba que hablara…
-Hagamos como los niños chicos señor Vian, como los niños cuando recién se quieren y cuentan hasta tres… ¿le parece?
-De acuerdo…
-Pues bien, ¿cuenta usted o yo?
-Usted…
-Bien…
-Le reitero las gracias antes y le envío otro abrazo…
-Yo también señor Vian…aunque me detengo primero para sentir el suyo… ¿Ahora sí?
-Sí…
-Entonces cuando llegue a 3… 1… 2… ¡Tres!
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Entonces la comunicación se cortó. Yo no colgué y seguí un buen rato con el auricular en la oreja, pero no volvió a sonar.
Eso es todo.
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1 comentario:

  1. Hola Vian
    mmm hay varias cosas que el hombresillo tras el teléfono te dijo que me impresionan por la claridad y lucidez.
    1
    hombre nuevo, deudas nuevas, señor Vian… y mejores deudas…

    Eso somos ahora. La "igualdad" que alcanzamos con la democracia es la igualdad de la deuda, de comprar jeans y tomar coca-cola. Viva la Igualdad :S

    2

    Memorice esto: no existen mujeres espirituales, la gente es toda común, como la mugre… todo lo demás es falsedad, señor Vian… Todo… ¿se entiende?

    Aunque creo que muestra algo de misoginia al referirse exclusivamente a la mujer, me parece tentadoramente aterrador cuando dice que la gente es común como la mugre.
    Hay algo verdadero y terrible.

    Saludos Señor Vian.
    No sé si esto le pasó realmente o salió de su cabesita. De cualquier modo me parece genial.

    Quiero comentarle su entrada sobre "Teseo", como una adoradora satánica de Ariadna es mi deber hacer una defensa de mi ídola. jijjiji
    Me tomaré todo el tiempo que necesite.
    Que esté bien Señor Vian.
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