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Este mes he dejado prácticamente de lado el referirme a algunas películas. No ha sido algo voluntario, por supuesto, ni tampoco es que haya visto muy pocas o algo así. Pero resulta que también está el tiempo, otras cosas que hay que decir, y hasta la vida real... y a veces nos ocupamos de otras cosas. Y eso está bien, por supuesto.
De hecho ahora, debiese estar preocupado porque se acaban estos días de "vacaciones" y debiese haberme puesto al día en pruebas y otras cosas que no voy a enumerar ahora, pero que se volverán graves dentro de poco si no hago algo al respecto.
Todo lo anterior, sin embargo, sólo es para excusarme y decirles que quizá dejaré de lado algunas películas para poder avanzar en otros deberes y que seguramente algunas de ellas necesitaban más atención de la que aquí les presto.
Por último, me tomaré la libertad de evaluarlas e ir practicando así para cuando deba volver a tomar esas pruebas que se acumulan aquí a un costado y que no quiero reconocer que me producen un extraño rechazo, como si algo hubiese cambiado en mi relación con ellas por estos días... cambios leves por supuesto, pero cambios al fin.
I. Atención a esa prostituta tan querida, de R. W. Fassbinder (1977)
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Siempre es difícil calificar una película de Fassbinder. Y más aún si uno pretende que dicha calificación sea más menos objetiva. Y es que no se pueden utilizar pautas rígidas con las obras del alemán, y cuesta además olvidarse de Berlín AlexanderPlatz, que me impulsa a ponerle un 7.0 eterno de ahí en más en todas sus creaciones. Pero haremos el intento.La película en sí, nos muestra a un grupo de actores, productores y otros tipos que pretenden filmar una película, esperando al director en un hotel español donde se emborrachan, discuten y dejan ver su ego y hasta tratan de imponerse los unos a los otros de distintas formas en cada momento.
Desde este punto de vista, y de tener más tiempo, podría relacionarla mínimamente con Esperando a Godot y hasta con los personajes esos en busca de autor de un tal Pirandello... pero no tengo tiempo, en verdad.
Bueno, eso, y también que el director termina por aparecer en el lugar, y la película sigue intentando llegar a mostrar corazones donde no los hay porque resulta además que estos personajes se han olvidado tanto que hay algo dentro de ellos que parecen cáscaras rabiosas todo el tiempo y hasta parece que se les olvió la diferencia básica que hay entre un ser humano y el parecer un personaje... cosa no tan rara, por supuesto en nuestros días.
Incluyo en la calificación final el tener en cuenta que aquel año de 1977 Fassbinder trabajó en 5 películas, y hasta les encierro en un círculo rojo las innumerables veces en que los personajes pedían al garzón español un "cuba libre" -de verdad no fueron menos de 50 veces en la película- como si no existiese otro trago.
¿La nota final?
Un 5.8, solamente... Pero si quiere apelar o reclamar lo atenderé gustoso cuando tenga más tiempo, auqnue al parecer eso será en otra vida, así como van las cosas.
II. Ascensor para el cadalso, de Louis Malle (1957)
Ópera prima en solitario de este magnífico director francés. Una película muy bien construida, con sólidas actuaciones -Jeanne Moreau entre ellas- y hasta con música de Miles Davis. Le busco debilidades y no le encuentro. La ortografía y la estructura gramatical es perfecta.
Sin embargo, a semanas de verla, la impresión que me queda de ella es más una silueta que algo real, contenido.
Y es que esta película, -clasificable dentro del cine negro, dicho sea de paso-, parece estar hecha a medida, como siguiendo una receta... historia perfecta, intriga bien llevada, buenas actuaciones, excelente fotografía... magistral música... pero lo que me es realmente interesante en ella, pasa a un segundo plano, y pierde protagonismo.
¿Qué que es aquello que me interesa y que parece pasar a segundo plano?
No sé bien como decirlo en pocas palabras, pero tiene relación con algo que se escapa de la trama central... con la mujer que ha planeado el asesinato de su esposo y con las dudas que tiene tras no tener noticias del amante asesino... tiene que ver con esa angustia, con ese desmoronamiento... con el dudar de tu vida, de tus sentimientos, y de aquellos a quiénes amas y por quiénes te sientes amado... algo que va por ahí, pero que no tengo tiempo de precisar ahora.
Por eso, por la imagen de Jeanne Moreau dando vueltas por la ciudad sin saber lo ocurrido, por la lluvia que la desmaquilla, por la búsqueda y la manera de aferrarse a un asesinato para darle vida a algo que ama, es a fin de cuentas por lo que califico con un 6,5 a esta película.
Y es que el arte no merece puntos por ser correctamente realizado... no se logra a base de recetas ni técnicas bien utilizadas. Por suerte Luis Malle terminó dándose cuenta de esto y entregándonos luego, muchas otras películas realmente maravillosas... con la tilde puesta justo sobre el espíritu, que es siempre lo que busco que grite, al interior de una película. Y al interior, en verdad, de todo lo vivo.
III. Into the wild, de Sean Penn (2007)
No quiero ser injusto con el protagonista de esta película ni con las buenas intenciones del director. Pero más allá de la belleza de un hombre que deja todo de lado, que regala su dinero, que da sus pertenencias y que se lanza en busca de Alaska con toda la fuerza con la que debiesen seguirse los sueños... más allá de todo eso, decía, hay también un hombre egoísta.
Y es que la belleza no se alcanza alejándonos de los demás, ni buscando otro mundo. Son cosas que se aprenden cuando esa belleza se quiebra a veces y la adolescencia se te acaba y viene realmente la tarea difícil: la de mantener la fe en la belleza aún cuando ésta no parezca estar presenta en nada de lo que te rodea, y tras haberlo perdido todo, no entregado.
Porque es luego de que te arrebatan las cosas bellas con las que has soñado, o cuando las pierdes sin querer hacerlo, cuando el verdadero valor aparece, cuando la verdadera belleza te mira y no precisamente desde un paisaje puro o desde una muchachita linda que entona canciones tras una guitarra.
La belleza es otra y quema las manos y los ojos y duele tanto que ya nadie la mira, ni la sostiene.
Sean Pennn ha tenido buenas intenciones, pero no es más que un adolescente. Toma sus riesgos sobre una cama elástica. No conoce realmente el hambre y va hacia ella cargado de deseos que valoro, pero que siento son insuficientes.
Por el intento, sin embargo, por la persona real y su intento tras esta película... por la fotografía que es más que correcta en algunos momentos, y por la música, le coloco esta vez un 5,8.
Pero por favor no crean que aquello es la belleza ni que esa es la verdadera vida que se debe buscar. Sepan que hay algo aún más bello y más difícil luego de todo aquello. Pero sepan también de un secreto que casi nunca cuento: que es menos difícil cuando ves a otros realizando lo mismo, y tus ojos se encuentran con ellos, o con otros que de pronto lo intuyen, aunque siguan sin lanzarse hacia aquellas otras rutas.
IV. Todo sobre Lily, de Shunji Iwai (2001)
Esta es una de las películas de las que escribo aquí para la que me habría gustado tomarme un poco más de tiempo. Y es que la sensación que me dejó este film japonés bien vale la pena ser sentida por otros y hasta comprendida de mejor forma por uno mismo.
La película toma como personaje principal a un muchacho que admira, al igual que muchos otros, a la cantante Lily Chou Chou. Dicha admiración, sin embargo, no responde a parámetros o razones muy comunes sino que a la atracción por el éter, una especie de energía -en primera instancia- que parece emanar de las canciones de esta artista.
Dicha energía, por lo demás, será la encargada de crear las sensaciones al interior de este film, y de intervenir incluso ante las extrañas relaciones que se establecen entre otros personajes.
La película además opera de buena forma en dos niveles distintos. Por un lado, nos habla de la juventud y de las formas de comunicación en nuestros tiempos -quizá sea la película en que mejor se refleja la extraña naturaleza de lá identidad desarrollada a través de internet y de los vínculos establecidos entre personas a partir de esta herramienta-, y por otro, consigue crear una atmósfera perfecta para que el éter, del que ahí se habla sea sentido - y no necesariamente entendido- por los espectadores.
De esta forma, y sin razones tan concretas, es que le otorgo a esta película un 6,5. No sé nada del director, y no tengo tiempo para googlearlo. Pero esto me suena realmente bien, y la forma en que está dirigida -sus aires que recueradn a Lain y otras maravillas japonesas- parece avisar que otro buen director japonés está en escena, algo que se agradece.
V. El sauce (las cenizas de la luz), de Majid Majidi (2005)
Nuevamente la sencillez de Majidi me conmueve y me aleja de todo criterio racional para colocarlo por sobre los demás. Ya me había derribado una vez con El color del paraíso, y me había hecho poner atención ante toda aquello que vemos y que dejamos pasar.
Esta vez su película también tiene como elemento central la ceguera, pero a partir de la figura de un hombre adulto, casado y con una vida aparentemente sólida, quien, luego de vivir toda su vida como un ciego, le es dada la vista.
El ver la vida para este personaje, sin embargo, lo lleva también a verse a sí mismo... a ver como lo observaban los demás y a tenerse lástima.
Esta lástima, esta incomprensión del mundo al que llega, provoca en el hombre una serie de confusiones y rabia que lo hacen derrumbarse ahí en medio de todo aquello que ve y que parece haber sido despojado de sentido.
Pues bien, de eso, de la búsqueda de sentido, de la verdadera belleza de la que les mencionaba en Into the wild, es de lo que habla esta película. Y lo hace con un lenguaje sencillo, directo, transparente... como por lo general lo sabe hacer el cine iraní.
Una película maravillosa, bella y bien realizada. Que alcanza un 6,7 y la cima de las notas de hoy, aunque todavía falta por evaluar alguna.
VI. Mujeres enamoradas, de Ken Russell (1969)
Casi me paso por alto esta magnífica película. Merece más que esto por supuesto, pero bueno... está lo del tiempo y etc.
Basada en la novela de D.H. Lawrence esta película consigue capturar lo central que ésta proponía, es decir, la existencia de sentimientos sutiles nombrados generalmente como amor, y que existen en los bordes de ese verdadero sentimiento.
Una película seria, con un buen guión y realmente maravillosas actuaciones (Glenda Jackson, quizá pueda ser la más destacada...). Una historia sobre lo que entienden del amor y de lo que hacen de sus vidas dos hermanas... Llena de personajes notables, representando su papel de forma quizá muy estructurada, pero logrando representar de buena forma la fuerza y el significado que contienen cada uno.
Una película inglesa arriesgada y con una fuerza difícil de encontrar en el cine. Un mensaje potente y con un peso real en cada una de sus partes.
Un 6,7 entonces, con el que pasa a compartir con la película anterior, el primer lugar de las calificadas este día.
VII. Una mujer partida en dos, de Claude Chabrol (2007)
Y nos dejó Chabrol. Murió por estos días otro de los grandes del cine francés y que todavía estaba haciendo notables películas. Una de las últimas fue ésta que vi nuevamente el otro día, como para despedirme de él de una forma más cercana.
Quizá no es de sus mejores películas, pero tiene a Ludivine Sagnier, -a quien tengo en un pedestal junto a las otras siete actrices de ocho mujeres de Francoise Ozon-, y está diciéndonos algo, después de todo.
Lo que nos dice tiene que ver con las ganas y las formas posibles que tenemos para vivir una vida que aparentemente ya nos ofrece todo.
De la película me gustan sus personajes, su ritmo reposado, y su manera de mezclar ingredientes dejando además un sabor nuevo, no necesariamente formado sólo por la suma de algunos de ellos.
¿La historia de la que trata?
La historia de una mujer por supuesto, una mujer partida en dos. Que tiene por un lado a un escritor mayor, que juega a entender la vida sin haberse atrevida nunca a hacerlo realmente... y por otro lado, la presencia de un joven que tiene todo lo que pudiese desear, pero que desea lo único que no puede controlar de los otros: sentimientos reales y profundos.
Una película que nos muestra sutilmente no como un personaje se divide en dos, sino como podemos cortar a un otro, cuando no tenemos claro aún quienes somos, qué queremos y cómo vivir la vida.
Claude Chabrol, el director de esta película recientemente fallecido, no sé realmente como lo haya hecho, pero en sus películas se observa que estaba consciente y que no tenía miedo de cuestionarse a sí mismo y a los que lo rodeaban.
Una última película que, por deferencia, no voy a calificar con una nota, sino con un pensamiento y un abrazo lejano, de la misma forma como a los niños pequeños los califican a veces con autitos o caritas felices y ellos se sienten hasta más contentos, y las pintan y las muestran en la casa.
Eso es entonces, un abrazo y una carita agradecida para Claude Cabrol, para cerrar las evaluaciones.
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