viernes, 24 de septiembre de 2010

Lo que pensaba Nico Päffgen.

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Elijo este título como un desafío. O como un imposible casi, porque saber algo más de Nico Päffgen -algo de aquello que estaba en su interior, me refiero- es una tarea que no se puede abordar así como así y pretender además llegar a buen puerto.

Poco importa el momento en que intentemos hacerlo: su infancia en Alemania, sus años como modelo, o mientras fue vocalista de Velvet Underground... lo cierto es que siempre nos encontraremos con una muralla como pocas, con un segmento lleno de acciones pero sin profundidad, con una linea de tiempo donde no se aprecian motivos, ni deseos, ni objetivos... nos encontraremos, en definitiva, con una belleza áspera, inclasificable, y hasta avergonzada de sí misma.

Y es que cuesta imaginarse a una niña que tenga vergüenza de ser bella, pero Nico era sin duda una de esas. Una chica de esas que rompe los juguetes que más ama y aparentemente los olvida prontamente.

Intento entenderla en referencias que hacen de ella Iggy Pop, Lou Reed, y las largas páginas que le dedica Bob Dylan, y observo que todos hablan en definitiva de un algo a lo que nunca tuvieron un verdadero acceso.

Leo la historia de ella con Alain Delon, veo fotos del hijo que tuvieron ambos. Veo la imagen de un niño pequeño sentado bajo la batería en sus giras, o hasta aquello que ella misma reconoce que fue el introducirlo a la heroína, a la que también ella, claro está, era adicta.

Veo imágenes y más imágenes, escucho canciones, leo a otros hablando sobre ella. Y siento que en todo eso, -salvo en las canciones por supuesto, pero no siempre muestran algo directamente-, no hay rasgos de Nico. Como si hubiese sido abducida y hubiesen dejado algo en esa cáscara que sólo pretendía dejar de ser quien era, perder esa belleza, transformarla.

Escucho la voz entonces de esta chica, esta voz distorsionada... y es como si la voz aquella tuviese un cuerpo quemado, o mutilado. O como si algo dentro de la propia Nico estuviese en esas condiciones.

Lamentablemente sólo son conjeturas y ya es tarde para saber cualquier otra cosa.

Y es que la belleza de Nico Päffgen parece haber consumido todo lo que había dentro de ella: una belleza de cenicero, entonces, de vidrio molido... eso es lo que su voz nos entrega constantemente. Y eso es lo que fue su vida. Una belleza molida, triturada e inaccesible.


Busco también en textos de Warhol alguna referencia, y obviamente las encuentro, pero sinceramente, no encuentro que ninguna de ellas esté hablando realmente de aquella chica, y él se sitúa ante ella como si viese simplemente una luz de neón, o un tarro de sopa sin abrir.

Entonces pienso que si todo aquello que logro saber sobre ella fuera concreto, podría esparcir esos documentos sobre el piso y rearmar algo. Uniría cada uno de esos segmentos y formaría... ¿qué formaría?

Formaría nada. De eso me doy cuenta con Nico Päffgen. Me doy cuenta que hay gente de la que sólo conocemos segmentos. Espacios finitos, sin dirección ni ruta. Segmentos y momentos en que estuvieron junto a nosotros o caminamos juntos, pero nunca vimos hacia dónde se dirigían realmente.

La busco entonces en momentos de películas, en sus extrañas actuaciones, sus comerciales en más de seis idiomas diferentes e intento asimilar qué pensaba esta mujer, qué sentía.

Y bueno, podría jugar a que encuentro algo, pero la verdad es que no encuentro nada. Sólo encuentro que tras años de tener a su hijo en cuestodia ella pidió salir con él un día, en bicileta.

La imagino entonces andando junto a él, en Ibiza, con los brazos marcados de heroína, con la mirada fija y perdida, buscando algo... ¿y saben? pienso que algo encontró antes de caer de la bici y morir al día siguiente de un derrame cerebral.

Quiero pensar que ella estuvo ahí cuando murió. Presente. Sintiendo en una única sensación todo aquello que no sintió y no pensó en muchos otros años.

Me gustaría pensar que eso era, en definitiva, lo que pensaba Nico Päffgen: algo para lo que nunca encontró traducción en ninguno de los idiomas que utilizó. Una palabra, una sensación y un pensamiento que fueran también ella misma, y que contuvieran además un signo que la hiciera comprensible para los otros. Visible. Amable.
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Dejo como bonus un documental sobre Nico que he encontrado por ahí (en un link y con subtítulos incluídos) por si se animan a verlo: http://www.megaupload.com/?d=U5IZM8JP



3 comentarios:

  1. Te has fijado en Nico... muy bien. Ella, no se que tan bien... no era tan buena en alguna de las cosas que hacía (no era muy buena cantante hasta lo que dice al menos Chelsea Girl), pero ese no es el punto... es raro ser el maestro chasquilla de las chasquillas...

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  3. Para ese pendejo que dijo que Nico no era buena cantante seguramente tendrá algúna deficiencia mental, esa voz jamás se encontrará jamás, además siempre fué tan hermosa. Me hubiera encantado concocerla algo que ahora no podrá ser. Sin duda de las mejores voces que he escucharé en mi vida junto con la de Janis, Grace Slick y alguna otra.

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