martes, 10 de diciembre de 2024

Te dormiste y no sabes.


Tienes tanto sueño que te dormiste y no sabes. O no estás seguro al menos si te dormiste o no. Por eso, tal vez, es que ahora buscas confirmarlo un poco mirando el entorno y observando la luz y preguntándote en silencio si las cosas de alguna forma han cambiado. No tendrían por qué cambiar, por cierto, pero igual te lo preguntas. Sabes que no, pero igual te lo preguntas. Y claro… por eso, ahora, resulta que te sientes un poco absurdo. Absurdo y avergonzado, de hecho, pues ocurre que siempre has cargado con el cansancio como si fuese una culpa. Como si al dormir le fallaras a alguien, me refiero. O como si el cansancio fuese algo que debieses soportar y vivir con ello sobre ti, como si se tratase, entonces, de un extraño acto heroico.

-¿Heroico? -te preguntan ahora, interrumpiéndote-. ¿estás seguro que aquello puede denominarse como un acto heroico.

Tú no contestas, por cierto, pero escuchas atentamente esa pregunta buscando saber si viene desde el sueño o si proviene más bien desde el mundo de la vigilia, cuyas fronteras no están ahora lo suficientemente claras.

-¿Qué es eso de que te dormiste y no sabes? -preguntan ahora-, ¿estás seguro del sentido que tiene aquello que haces cuando te fuerzas por alejar el sueño y cargas sobre ti todo ese cansancio…?

Piensas responder, tras escuchar estas palabras, pero luego te das cuenta que no sabes, en el fondo, qué decir. Tal vez si cierras los ojos unos segundos simplemente y luego buscas la respuesta acertada, te dices… Pero no.

No porque cerrar los ojos un poco es siempre la primera derrota. Aunque te des solo diez segundos para hacerlo, pues sabes, en el fondo, que te engañas. Que propondrás luego otra cifra y que traicionarás una y otra vez tu propia confianza hasta que el cansancio te venza y cambies de mundo. Y no solo tus pensamientos cesarán entonces, sino hasta el texto que en ese estado estabas escribiendo quedará entonces hasta ahí, abandonado, detenido bruscamente en una frase cualquiera. Una frase cualquiera, decía, como esta.

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