martes, 24 de diciembre de 2024

Niños fantasmas.


I.

Dentro de cada niño hay dos niños fantasmas.

Dentro de cada niño real, me refiero.

Ninguno de esos niños sabe bien quién es ni qué hace ahí, por lo que su existencia suele transformarse -al menos por momentos-, en una experiencia incómoda.

De todas formas, como no tienen alternativas, terminan acostumbrándose.

Así, al mismo tiempo que el niño real, los niños fantasmas van creciendo poco a poco.

Luego, tras llegar a adultos, se dice que los niños fantasmas desaparecen, simplemente, deshabitando al portador.

Muy pocos, de todas formas, se dan cuenta del fenómeno.


II.

No hablan entre ellos, los niños fantasmas.

Saben que hay otro, en el interior del niño real, pero por alguna razón que desconozco no se hablan.

Se observan, eso sí, y de alguna manera la forma de existir de uno afecta al otro.

El niño real, en tanto, sabe en principio que están dentro.

Pero no sabe, tampoco, quiénes son.


III.

Ocurre pocas veces, pero en ocasiones, el niño real cede su lugar a uno de los niños fantasma.

Sin darse cuenta lo hace, por supuesto, pero luego se deja estar.

Se habita entonces a sí mismo, desde dentro y no comprende, pero intuye.

A veces, incluso, logra dar con la verdad.

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