viernes, 13 de diciembre de 2024

La comprensión, por ejemplo.


I.

Me pidieron entonces dibujar alguien entrando a un bosque.

Y claro, yo lo hice, pero en realidad no.

Lo que quiero decir es que preferí dibujar a alguien que, desde el interior del bosque, comenzaba a salir de él.

Entonces observaron mi dibujo.

Varias personas lo hicieron.

Algunas, incluso, lo alabaron.

Y a mí, entonces, me pareció suficiente.


II.

No es que la alabanza sea importante en sí, pero al menos intenta reemplazar a otras cosas que sin duda son importantes.

La comprensión, por ejemplo.

Lamentablemente, como uno no siempre reconoce las diferencias, suele ocurrir que terminamos conformándonos.

O nos decimos, más bien, que nos conformamos.

Eso pienso ahora, por supuesto, pero antes no.

De todas formas, no sé muy bien lo que pensaba por aquel entonces.

Sin duda, otra cosa.

O probablemente nada.


III.

El dibujo, por cierto, lo guardó alguien por varios años.

Supongo que le asignó un valor que, probablemente, no tenía.

Cuando lo volví a ver me dijeron escribiera unas palabras atrás.

Un mensaje, tal vez, o una especie de dedicatoria.

Yo quería negarme, por supuesto, pero quien lo pedía era una persona mayor.

Y por respeto, únicamente, escribí una frase en alemán, que por lo demás no era mía.

Le dije que no la leyera, hasta que me fuera, y así ocurrió.

Luego, simplemente, volví al bosque.

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