martes, 28 de noviembre de 2023

Valiente.


Una vez, de pequeño, buscando entre las piedras, encontré un chanchito de tierra que entonces creí valiente.

Esto, ya que a diferencia de los otros que había visto, no se “hacía bolita” cuando lo tocabas o lo llevabas de un lugar a otro, cargándolo en tus manos.

Sorprendido -y orgulloso del descubrimiento-, recuerdo que se los mostré a otros chicos y adultos, quienes lo sometieron a un gran número de pruebas para corroborar mi primera apreciación.

El chanchito, por cierto, superó estoicamente cada una de esas pruebas.

Por lo mismo, decidí conservarlo en un improvisado terrario que dejé en mi cuarto, sobre el velador, a un costado de mi cama.

Esa misma noche, sin embargo, una idea distinta comenzó a darme vueltas.

¿Y si no es valiente sino estúpido?, me dije.

¿Qué pasa si lo que ocurre es simplemente que no comprende cuando activar su mecanismo de defensa?

Así, algo decepcionado, a la mañana siguiente quise comprobarlo.

Entre otras cosas, recuerdo que le acerqué un fósforo encendido, y el chanchito, por supuesto, ni siquiera se inmutó.

No llegué a quemarlo, por supuesto, pero lo cierto es que no tuvo reacción alguna.

Recuerdo que me decepcioné en ese instante, y decidí simplemente dejar ir al chanchito, que se alejó por la tierra del jardín, hasta que lo perdí de vista.

Con el tiempo, sin embargo, comprendí que la prueba realizada no había sido del todo concluyente.

Después de todo, ¿qué debió haber hecho si en realidad era valiente y no estúpido?

El día que resuelva lo anterior iré a buscarlo nuevamente.

Con suerte, todavía lo encuentro.

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