domingo, 5 de noviembre de 2023

Sangre pública, tal vez.


Lo juro. Yo no sé de quién es. Supongo que es pública, pero en realidad no sé. Sangre pública, me refiero. Indistinta. Sangre de masa. Debe coincidir un poco con la de todos… yo que sé. Apenas la veo, igual que ustedes. A lo más la huelo un poco, pero no la he analizado. Ya se los dije… Cuando llegué ya estaba ahí. Siempre que llegamos ya está ahí. Y también cuando nos vamos permanece. Probablemente lo olvidaron, pero ustedes ya la deben de haber visto. Sin verla, incluso, ya la han visto. No comprendo ahora cuál es la gravedad. Es sangre pública, nada más. Sangre sobre la acera. Siempre hay, si se fijan. Pequeñas manchas. Salpicaduras. Sangre que botamos sin darnos cuenta, tal vez. Igual que un auto cuando va goteando aceite. Igual y hasta un poco menos grave. No cae por heridas ni cortes, creo yo. No puedo asegurarlo, es cierto, pero eso es lo que creo. Aunque no me cierro, por supuesto, a otra posible opción. Por ejemplo, podría pensarse que, en una de esas, la sudamos. No esforzándonos, me refiero, pero es probable que, de una forma parecida, se nos arranque por los poros. Y sale de nosotros, justamente, para volverse pública. De verdad puedo jurarlo. No que eso sea cierto, pero al menos que no sé. Si la analizan verán que nos pertenece a todos y tendrán que soltarme de inmediato. Será algo incómodo, se los advierto. Para ustedes y para mí, será algo incómodo. Mejor anoten ahí que es sangre pública y yo hasta les firmo, si quieren. Eso puedo ofrecerles. Más no puedo. Además ya es tarde, y debo volver a trabajar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales