jueves, 21 de septiembre de 2023

No es lo que quieres hacer.


No es lo que quieres hacer.

Pero está bien.

Tampoco es para tanto.

Además, igual lo eliges tú.

Sin pensarlo mucho, lo eliges.

Incluso sin fe, pero está bien.

Después de todo, hacer lo que quieres hacer, es siempre un riesgo.

Me refiero a que, por innumerables razones,
aquello puede no resultar como en realidad quieres.

Y claro… entonces llega la decepción.

Por eso, tal vez, tú prefieres hacer solo lo que ya sabes.

Y está bien, por cierto, no hay crítica tras esto.

No hay segundas intenciones, tras mis palabras.

Te comprendo, simplemente, y hasta me identifico un poco.

Por eso te observo.

Por eso te hablo.

Y en resumen, esto es lo que te digo:

No es lo que quieres hacer, pero es lo que haces.

Ahora toca simplemente hacerlo bien.

Paso a paso, como si en realidad fuese aquello que quieres hacer
y que no haces.

Y es que no tienen por qué enterarse, si lo piensas, los demás.

A fin de cuentas, eso también lo eliges tú.

No para engañar, lo eliges.

No para mentir, pero sí para no ahondar más en el asunto.

Tampoco esto es lo que quieres hacer,
pero es sin duda una opción válida.

Puedes tomarla o no tomarla; decides tú.

Mi opción, por otro lado, ya está tomada.

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