lunes, 18 de septiembre de 2023

Como un test.


Estamos conversando, apartados del grupo, cuando ella comienza a quejarse de lo que le había ocurrido.

-Pensé que llevaba casi un mes trabajando ahí -me dijo-, pero al final me enteré de que todo lo que hice fueron tests…

-¿Tests? -pregunté.

-Sí… testeos, pruebas… -explicó-. Todas las tareas que me daban, la rutina que seguía… ninguna de esas acciones tenía un fin más allá de evaluar mis habilidades y ver si era apto para comenzar el trabajo real, que finalmente nunca llegué a realizar.

-¿Pero te pagaron? -le pregunté tras una pausa.

-Sí… y bastante bien, pero ese no es el punto- me dijo, molesta.

Como no quería provocarla, preferí no seguir, pero igualmente la que siguió fue ella.

-¿No vas a preguntar cuál es el punto? -reclamó.

-¿Quieres que lo pregunte?

-Me da igual -dijo-. De todas formas, te digo que el punto es el engaño. Pensar que las acciones que uno realiza tienen un fin cuando en realidad son borradores, ensayos de algo a lo que nunca accedí… El dinero no tiene nada que ver, hasta ensucia todo esto… por eso me molesta que lo mencionen como si validara algo…

-Entonces, ¿devolviste el dinero? -pregunté.

Ella me miró en silencio, con odio.

Tenía los ojos llorosos, pero se volteó antes que pudiese ver más.

Pensé entonces en contarle de mis propias experiencias. Alguna que pudiera emparentarse con la suya y aligerar la tensión. De un trabajo real, por ejemplo, en el que me pagaron con billetes falsos.

-¿Sabes…? -comencé a decirle.

-No me interesa escucharte -me interrumpió, todavía sin voltearse-. Solo te contaba lo que me pasó para ver cómo reaccionabas, para saber si podías llegar a comprender o podía de alguna forma contar contigo.

-¿Cómo un test? -le pregunté.

-Exacto -me dijo-. Como un test.

Luego de eso se alejó caminando hasta donde estaban los otros.

Yo, en tanto, me limité a abrir una nueva lata de cerveza.

A todas luces, reprobado.

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