viernes, 8 de septiembre de 2023

De contacto.


Como me tengo agregado de contacto, suelo hablar conmigo mismo por whatsapp.

Por lo general no son conversaciones fluidas, pues no contesto de inmediato.

De todas formas, no me enojo por aquello.

De hecho, contesto tranquilo y sin rodeos, concluyendo siempre con alguna otra pregunta, para poder, más adelante, retomar aquel diálogo.

Con todo, no se trata de preguntas incisivas o profundas, sino que son más bien intercambios de opiniones sobre alguna decisión que debo tomar o respecto a algún libro o película que haya visto últimamente.

Como podrán darse cuenta, se trata de conversaciones que no resultan interesantes para nadie que pudiese investigarlas… salvo para mí, por supuesto, que me gusta releerlas antes de avanzar.

Así, me he dado cuenta, por ejemplo, que hay diálogos con posturas totalmente opuestas unas de otras, cayendo inclusa en pequeñas discusiones como si se tratase realmente de dos o más personas distintas.

Lo más preocupante, sin embargo, es que cuando leo los diálogos no recuerdo prácticamente nada de lo que podríamos llamar “el acto de enunciación” mientras que, por otro lado, no suelo identificarme con ninguna de las posturas desarrolladas.

En otras palabras, sería correcto decir que desconozco mis palabras. No solo debido al olvido, sino también por no identificarme con las posturas que desarrollan.

Dicho esto, confieso que evito (aunque de todos modos no me queda tiempo para hacerlo) releer los textos que escribo en este blog.

El miedo acá, sin embargo, no se origina en el descubrir ser otro(s), como en los diálogos por whatsapp, sino más bien a seguir siempre siendo el mismo.

Como un muerto, simplemente, que hace ruido.

O poco más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales