viernes, 29 de septiembre de 2023

Aquí.


I.

Estoy sentado en un sillón de tela, bastante viejo.

Frente a mí a un televisor en el que observo un programa de concursos.

Una mujer, en el programa, acaba de ganar un televisor igual al que ahora estoy observando.

Solo falta que ahora gane un viejo sofá de tela, me digo.

Justo entonces tocan el timbre.

Me levanto a abrir.


II.

Tras la puerta se encuentra la mujer del concurso.

Con un gesto me dice que viene por sus cosas.

Al parecer, quiere que yo las cargue y las lleve hasta una camioneta, que se encuentra estacionada frente a la casa.

Yo observo su camioneta como calculando si las cosas van a caber.

Caben, dice ella, aunque yo no he dicho una palabra.


III.

Apago el televisor y lo desenchufo.

Luego, lo cargo hasta depositarlo en la parte trasera del vehículo.

No lo amarro ni lo protejo de modo alguno, simplemente lo dejo ahí.

Probablemente se dañe, pero no es mi problema.

Entonces voy por el sillón.

Pensé que no cabría por la puerta, pero me equivoco.

Lo subo también a la camioneta.

Antes de irse la mujer me entrega un tenedor.

No sé de dónde lo ha sacado.


IV.

Me quedo parado junto al lugar donde antes estuvo la camioneta.

Observo el tenedor.

No sé por qué, pero con sus puntas comienzo a escarbar en mi antebrazo izquierdo.

Justo entonces, un anciano aparece junto a mí.

Noto que no tiene cejas.

Es cierto, me dice. Te hicieron de carne molida, como a una hamburguesa.


V.

El anciano se va y yo me despido, con un gesto.

Luego cierro los ojos.

Con mi mano derecha empuño todavía el tenedor.

Como escucho unos pasos, cerca mío, vuelvo a abrir los ojos.

Un policía, desorientado, se acerca y me habla bajito, para preguntar por una dirección.

Es aquí, le digo, y él sonríe.

Es aquí.

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