sábado, 9 de septiembre de 2023

Lluvia otra vez.


I.

Lluvia otra vez.

En esta oportunidad -observo-, cae incesante sobre dos cordilleras que se cruzan.

No cae nieve, por cierto, solo lluvia.

Incluso en las zonas más altas.

Así, mientras escribo, calculo que hace al menos cuatro horas que llueve sobre esas cordilleras.

Sin pausas, llueve sobre ellas.

Y está bien que sea así.


II.

Desde acá, cuando ocurre, nadie observa las cordilleras.

Es más, podría asegurar que ni siquiera se percatan de que son dos.

Y es que han vivido tanto tiempo de esta forma que no han sabido reconocer los cambios.

La voluntad que hay tras los cambios, me refiero.

Así, desconocen incluso la naturaleza que cobija a esa misma voluntad.

No los culpo -aclaro-, pese a todo.

Después de todo, creo ya haber dicho que está bien que sea así.


III.

Por si no las ven, me gustaría comentarles que son perpendiculares, las dos cordilleras que se cruzan.

Prácticamente idénticas, y perfectamente perpendiculares.

Una vez -recuerdo-, también bajo la lluvia, llegué caminando hasta el punto en que ambas cordilleras se cruzaban.

Me costó dar con él, pero lo cierto es que era, simplemente, un sitio como cualquier otro.

Ya ahí, cansado, puse una piedra de almohada y dormité unas horas antes de regresar.

Mientras lo hacía, la lluvia seguía cayendo, igual de fuerte.

Solo se detuvo horas después, tras llegar a casa.

Hoy día, por cierto, regresó.

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