viernes, 11 de agosto de 2023

¿Te han hablado de los anchos ríos?


I.

¿Te han hablado de los anchos ríos?

No es seguro, pero probablemente lo hayan hecho.

Después de todo, la mayoría de nosotros conocemos a alguien lo suficientemente mayor como para hablarnos de aquello.

Ríos anchos, caudalosos, inquietos… como un mar con dos orillas.

Esa era la clave, supongo: la tentación de la otra orilla.

Esto se demostraba pues de vez en cuando alguien intentaba cruzarlos.

A nado, me refiero.

Intempestivamente, según cuentan, algunos se lanzaban a ello.

Sin mucha preparación, probablemente, pero con una determinación que parecía suplir otras falencias.

Nadaban entonces con todas sus fuerzas para llegar a la otra orilla.

Casi nunca lo lograban.


II.

Cuando me cuentan estas historias no solo me cuesta imaginar los ríos anchos.

No sé a ustedes, pero a mí, lo que más me cuesta es imaginar lo que se siente, al contemplar la otra orilla.

A imaginarla, distinta, me refiero, más allá de las aguas.

Podría concluir, en este sentido, que ya no somos tan ingenuos.

¡Una lástima, después de todo…!

Una lástima pues esa misma ingenuidad habría corrido en nosotros como otro extraño río.

Y eso, al menos, nos habría mantenido en movimiento.

Con un poco de suerte, incluso, nos habríamos arrojado los unos, en los otros.

Tal vez con eso -y poco más-, habría sido suficiente.

¿Te han hablado de los anchos ríos?

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