sábado, 12 de agosto de 2023

Descender de aquella nave.


I.

No tenía botones el mando de la nave.

Ni botones, ni mecanismos ni nada que pudiese asociarse a un sistema de manejo.

Sin embargo, dos de ellos -a quienes llamaban pilotos-, estaban sentados frente a una mesa vacía, como esperando a que les sirvieran algo.

-¿Qué esperan esos dos? -recuerdo haber preguntado entonces.

Y claro, fue entonces que me dijeron que esos eran los pilotos, y que estaban en mitad de su trabajo.


II.

La nave apenas vibraba.

Desde dentro, incluso, no parecía realmente una nave.

Me refiero a que no sentías que te desplazabas, o que te dirigías realmente hacia algún otro sitio.

De hecho, dudé bastante tiempo respecto a dónde me encontraba.

-Sabes donde estás, no finjas -me dijo entonces uno de ellos.

Era cierto.

De cierta forma sabía incluso por qué y para qué, me encontraba ahí.


III.

Recuerdo que intenté dormir, durante la etapa final del viaje.

Les comenté que estaba cansado y uno de ellos me llevó hasta una litera, en la que me acosté.

Era metálica, pero parecía estará a una temperatura agradable y extrañamente resultaba cómoda.

-Antes de dormirte elige tres cosas de las que quieras acordarte -me dijo entonces uno de ellos.

Yo elegí los pilotos, la litera y una tercera cosa que ya olvidé.

Poco después, supongo, descendí de aquella nave.

Y aquí estoy.

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