viernes, 7 de julio de 2023

Una mosca de vasta experiencia.


Era una mosca de vasta experiencia.

Al menos así se presentaba.

Había viajado de carnicero en carnicero durante toda su vida.

Ellos también son de carne, había descubierto.

Seres de carne que trabajan cortando carnes, había dicho a las otras, filosofando.


Las otras, por cierto, la escuchaban atentas.

Y es que no era común que alguna de ellas descubriese algo de esa envergadura.

Podían, por supuesto, pero lo cierto es que les costaba ser constantes y abandonaban sus proyectos de inmediato.


Eso no quitaba que, de vez en cuando, alguna sorprendiese a las otras con algún enunciado trascendente.

Todo es agua, había descubierto otra. Descubrí que en el mundo todo es agua.

Había dicho esto luego de escuchar a la primera, y lo había expresado con un tono que delataba envidia.

Tal vez por esto, la mosca de vasta experiencia, dejando de lado su filosofía, había intentado cuestionarla.

¿Y la tierra?, le preguntó.

La tierra es agua en polvo, se apresuró a contestar la otra.


Era una buena respuesta, sin duda.

De hecho, diálogos así no eran frecuentes entre las moscas.

Había algunas que pasaban toda su vida, incluso, sin pronunciar palabra.


Tal vez por esto, otra de las moscas destacadas fue llamada hasta el lugar, para que registrara el cruce de palabras que estaba ocurriendo.

Cuando llegó, otras moscas le extendieron un papel, para que comenzara a relatar lo ocurrido.

El verano ese año fue tan corto que el sol ni siquiera alcanzó a salir, escribió la mosca, como preámbulo.

Finalmente, les pidió amablemente a las otras que retomaran su conversación.

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