martes, 25 de julio de 2023

El reloj de Yuri Gagarin.


Si quieres puedes tomarlo, me dijo.

Era el reloj de Yuri Gagarin.

Yo lo observaba hacía rato, hasta que uno de los encargados soltó esa frase así, de improviso, como si no tuviese mayor importancia.

Ellos seguían caminando por el lugar y yo estaba ahí, frente al reloj.

Estaban armando una exposición en la que me pidieron hacer unas descripciones para un catálogo.

Algo muy sencillo, por lo demás, para una exposición que se realizaría en un museo de la moda, que no puedo nombrar.

El reloj estaba en una caja de acrílico, sin ningún tipo de seguridad, y debía ser montado junto a otros artículos que estaban a un costado y que no me importaban en lo más mínimo.

Después de todo, ese era el reloj de Yuri Gagarin.

El reloj con el que supuestamente había regresado luego de convertirse en el primer hombre en el espacio.

Pensando en eso, abrí la caja con cuidado y lo tomé.

Nadie me observaba.

El reloj estaba detenido, pero me parecía que el segundero vibraba un poco, como si quisiese avanzar y algo lo detuviera.

Por un momento pensé en hacer algo, para ver si volvía a andar, pero no lo hice.

El problema no es el reloj, sino el tiempo, me dije.

Tras unos minutos, volví a dejar el reloj en la caja.

Luego, intenté seguir con las descripciones que me habían encargado.

No las terminé.

Prometo que lo intenté, pero no pude.

Me despedí de los encargados y me fui del lugar.

Ninguno comprendió, ciertamente, qué es lo que había ocurrido.

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