martes, 11 de julio de 2023

Tres breves testimonios.


I.

En un bar, en una mesa que estaba en un rincón, no muy iluminada, vi una vez a un hombre sacándose una barba falsa. La despegó con cuidado, partiendo por la zona de sus patillas. Luego la dejó sobre la mesa y posteriormente, con mucho cuidado y atención, la guardó en una pequeña caja de cartón que llevaba en un bolso. Bajo la barba falsa, por cierto, el hombre tenía otra barba, que supuse verdadera.

No tengo nada que decir sobre este hombre, salvo lo que he dicho.


II.

Fue en un parque. Uno un tanto seco que estaba cerca de una playa. No recuerdo en detalle a la persona que lo dijo, pero recuerdo que fue una mujer. Hablaba con otro par de personas, en la noche. Puede que estuviesen bebiendo algo.

No sé de qué hablaban, solo recuerdo la frase.

-A diferencia de ustedes yo no llevo nada puesto -dijo ella-. No me cubro. No me oculto… Si hubiese un sol que bronceara los espíritus tendría sin duda un tono fantástico.

Estoy consciente que la frase suena poco natural, pero puedo asegurarles que la dijo así palabra por palabra. Con un tono teatral, probablemente, pero con una seriedad absoluta.


III.

Una casa pequeña, no habitada, al parecer. Muy deteriorada. Estaba en un sector despoblado, en el que no había otras construcciones. Estaba rodeada de árboles, arbustos y maleza.

Años después volví a ver esa casa. Estaba por supuesto en el mismo lugar. Igual de deteriorada.

A diferencia de ella, los árboles de su entorno, los arbustos y la maleza, parecían sin duda haber crecido.

Decidí entonces, observándola, no pensar en nada más.

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