martes, 18 de julio de 2023

Puertas automáticas.


Acostumbro comprar en un supermercado que tiene puertas automáticas.

Es un supermercado pequeño, sin tanto flujo de gente, y que en general funciona bastante bien.

Con esto me refiero a qué por lo general tienen los productos bien etiquetados, el lugar está lo suficientemente limpio y hay cajeras suficientes como para evitar que se produzcan largas filas al momento de pagar.

La única excepción a esto es que una de las puertas automáticas se demora un poco más de lo normal en abrirse.

No es un gran problema, por supuesto, pero lo menciono como una excepción.

De todas formas, no muchos se percatan.

Y es que, por lo general, la gente entra por las otras puertas, que además son las que primero se abren, pero yo acostumbro entrar por esa que se demora un tanto más en funcionar.

Al final, todo se resume en que tienes que quedarte quieto, mirándola un rato antes de que abra.

Por lo mismo, siempre que paso por ahí me invento algo.

Digo alguna palabra clave, finjo que me escanean la retina, hago una figura con mi mano en el aire… cosas de ese estilo.

Todo para amortiguar la pausa, digamos.

No busco mucho más.

A propósito, ¿les conté que Aristóteles y Plotino visualizan a Dios como un principio físico?

¡Cuánta ingenuidad…!

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